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PSOE y Nueva Izquierda quieren extender el pacto electoral de Madrid a toda España

PSOE y Nueva Izquierda quieren ampliar a toda España el pacto de Madrid, por el que Cristina Almeida encabezará la candidatura para la presidencia de la Comunidad. Aunque quedan flecos -la forma jurídica de las candidaturas-, "la voluntad de ambos partidos es extender lo más posible el espíritu de Madrid", como ayer dijo uno de los negociadores. Nueva Izquierda intentará encabezar candidaturas en tres ciudades: Córdoba, Zaragoza y Cádiz. José Borrell, que fue informado por Jaime Lissavetzky, no opinará hasta conocer "las consecuencias que tendrá este acuerdo dentro y fuera del partido".

De buenas cenas están llenos también los acuerdos. Joaquín Almunia cenó el martes con Diego López Garrido en un restaurante a tiro de piedra de la sede del PSOE, y de allí salió el pacto de Madrid. "Una posibilidad, una sugerencia", en expresión de uno de los testigos, que tendrían que estudiar en profundidad y cerrar los responsables madrileños de ambas organizaciones, Jaime Lissavetzky y Ángel Soria.En otra cena, el miércoles, los dos dirigentes regionales cerraban, a resultas, el pacto. Unas horas antes, Ciprià Ciscar, Ramón Jáuregui y Alfonso Perales, máximos dirigentes de la ejecutiva federal, se habían entrevistado con Diego López Garrido, Juan Berga, Martín Berriolope, Herminio Trigo y Juanjo González para ir cortando los flecos del acuerdo y buscar "cómo establecer una colaboración en toda España para las elecciones de junio de 1999", según uno de los comensales. No lo consiguieron del todo. Son siempre los pequeños detalles los que fastidian los grandes pactos. En este caso, el "pequeño detalle" lo planteó Diego López Garrido. Lo había definido como la necesidad de mantener "la identidad política de cada uno". Es decir, había que definir bajo qué fórmula jurídica se presentaban las candidaturas. Para Nueva Izquierda sólo existe un camino: la coalición electoral. El PSOE está estudiando si existe otra fórmula que permita mantener ambas siglas.

Una declaración política

Tampoco hay todavía acuerdo en otra de las cuestiones planteadas por Nueva Izquierda: un manifiesto conjunto, "una declaración política" sobre los grandes temas que han llevado a ambas fuerzas a la unidad de voluntades. Realmente el acuerdo, tal y como está asumido por ambas organizaciones, sólo es firme en la candidatura de Cristina Almeida. De lo demás, como dice uno de los asistentes, "hemos hablado y hemos expresado nuestra firme voluntad de ampliarlo y de seguir negociándolo. Queremos llevarlo a todo el territorio español".Pero no todos están de acuerdo con estas valoraciones. Las voces discrepantes que han surgido en el PSOE justifican su enojo en que éste y otros posibles acuerdos cercenan el proceso de consultas entre los militantes. Para algunos es acabar con las primarias iniciadas con el candidato a la presidencia del Gobierno.

Sin embargo, Nueva Izquierda ya ha advertido que no permitirá que sus candidatos sean sometidos a la votación de los militantes de otro partido. Aunque parece que no va a haber problemas en torno a esta cuestión. El PSOE tampoco lo pretende. Allá donde haya acuerdo, no habrá primarias, sencillamente porque no habrá otro candidato. Esto es, al menos, lo que piensan los valedores del acuerdo.

Aunque en Nueva Izquierda aceptan que el PSOE debe encabezar las grandes candidaturas, sus dirigentes no ocultan que plantearán su pretensión de que su gente sea número uno en ciudades donde esta organización cuenta con apoyos cualificados. Son ciudades como Zaragoza -donde ayer el ex ministro de Justicia Juan Alberto Belloch sorprendía con el anuncio de que competirá por la alcaldía-, Cádiz o Córdoba. En Córdoba se maneja el nombre de Manuel Pérez, la persona que sustituyó a Herminio Trigo en la alcaldía de esta ciudad. En las comunidades, Nueva Izquierda se da por satisfecha con Madrid.

¿Y Borrell qué dice? Los hacedores del acuerdo invocan que cuentan con las bendiciones del candidato socialista a la presidencia del Gobierno -que no asistió a ninguno de los encuentros-. Un portavoz oficial de Borrell declaraba ayer: "A Borrell le parece bien todo lo que contribuya a la unidad de la izquierda. Ahora quiere saber qué consecuencias tiene ese pacto dentro y fuera del partido antes de dar una opinión más fundamentada".

Borrell se enteró tarde. O, por lo menos, fue informado tarde de las conversaciones. Jaime Lissaveztky le dio cuenta a primera hora de la tarde del jueves sobre el preacuerdo alcanzado con Nueva Izquierda. Y, según comentó Lissaveztki a Diego López Garrido, Borrell "le mostró su entusiasmo". Por otro lado, el mismo entusiasmo con que había llamado a la unidad de la izquierda en su intervención en el debate del estado de la Nación.

Por la unidad de la izquierda están todos. Los negociadores del PSOE recuerdan que fue Joaquín Almunia hace casi un año el primero que habló de la unión de las fuerzas de progreso para desbancar a la derecha. Fue lo que él llamo la "causa común".

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