Borrell reconoce que se "enzarzó" y no dijo todo lo que tenía que decir
Es consciente de que no dijo todo lo que tenía que decir, y de que en algunas cosas en las que se explayó se embarulló. En su descargo, José Borrell adujo ayer, con intención de ser comprendido y de mostrar el calado político de sus observaciones de tipo contable, que lo peor para un avión de combate es el fuego de barrera, que fue lo que él se encontró en el hemiciclo del Congreso a los diez minutos de haber despegado con su discurso.
El ingeniero aeronáutico José Borrell, que recordó esa titulación y su paso por el Ejército del Aire para avalar la mención al fuego de barrera, prometió aprender la lección que recibió el martes y de la que ha sacado, por el momento, dos enseñanzas: no hacer caso de las algaradas y provocaciones del Partido Popular, y sintetizar mejor todos los mensajes que quiere transmitir.En la misma tarde del martes, pocas horas después de su primer cara a cara con Aznar, Borrell era consciente de que se había descentrado. Y reconocía que no había sido capaz de sobreponerse al desplante ruidoso de los diputados populares. Muchos de sus compañeros se acercaron, en pequeños grupos, para no dejar que la frustración se convirtiera en abatimiento. Carmen Romero estuvo especialmente afectuosa con él.
Pero el vencedor de las elecciones primarias sabía que había salido del examen de política general sin el sobresaliente que se esperaba, porque ni había tocado los temas que debía ni se había expresado con la claridad que le caracteriza. Dieciocho horas después, ayer por la mañana, reconocía públicamente en una conferencia de prensa: "Lamento haberme enzarzado con los derechos devengados", "soy consciente de que no dije todo lo que tenía que decir". "¡Todo se aprende!", concluyó con optimismo.
Antes de comparecer frente a los periodistas, estuvo escuchando las observaciones de algunos de sus colaboradores de máxima confianza sobre los errores que había cometido. Luis Yáñez y Miquel Iceta le insistieron en la necesidad de sustituir la jerga contable por un lenguaje más inteligible para los ciudadanos, porque de otro modo difícilmente la opinión pública podrá captar el calado político de sus denuncias sobre el desguace financiero de la Seguridad Social. El candidato socialista a la presidencia del Gobierno se sintió obligado a convocar una rueda de prensa para aclarar esas denuncias y atajar la acusación de "catastrofista" que le había lanzado Aznar. Una descalificación que le puede prodigar con frecuencia el presidente del Gobierno. Borrell reprochó a Aznar que ocultara su incapacidad para responderle "tras el burladero de la intolerancia y los gritos del grupo popular" y destacó que la financiación de las pensiones es un problema eminentemente político porque afecta al núcleo de "la arquitectura social". En sus palabras, pronunciadas en privado o en público, quedaba patente el interés que había tenido en "pinchar el globo" de que la bajada de impuestos no pone en peligro el futuro de las pensiones y de las inversiones.
El candidato socialista a la presidencia del Gobierno tuvo ayer la cautela de no pronunciarse sobre las propuestas de pacto que lanzó Julio Anguita al PSOE, y apeló a que ése es un asunto para el secretario general y la ejecutiva federal del PSOE. No obstante, dejó sobre la mesa su planteamiento sobre las relaciones con IU: La agrupación de la izquierda se puede conseguir mediante la disputa del voto o mediante la búsqueda de políticas coincidentes.
Borrell no desaprovechó la ocasión para dejar constancia del sectarismo que ha percibido en "la tercera cadena de televisión pública que existe en este momento, y que supera al de las dos cadenas" de Televisión Española. Se refería, presumiblemente, a la información del debate ofrecida por Antena3.
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