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El Europarlamento aprueba la cúpula del BCE, pero da un voto de castigo a los Quince

Xavier Vidal-Folch

El Parlamento Europeo respaldó ayer el nombramiento de Wim Duisenberg como primer presidente del nuevo Banco Central Europeo (BCE), así como el de los otros cinco miembros de su directorio. Sin embargo, emitió un voto de castigo contra el pacto de caballeros adoptado entre los Quince en la cumbre del euro para fraccionar el mandato de Duisenberg, alentándole a que no presente su renuncia hasta después del 1 de julio del 2002, fecha en torno a la cual se comprometió a dimitir. Su sustituto será, presuntamente, el actual gobernador del Banco de Francia, Jean Claude Trichet.

Tras las comparecencias parlamentarias de los seis miembros del comité ejecutivo del banco, el pasado jueves, la votación de ayer se prefiguraba como una balsa de aceite. Pese al malestar de los eurodiputados por el cambalache de los jefes de Estado o de Gobierno sobre el mandato compartido de facto en el BCE, se impondría el sentido de responsabilidad que evitase más problemas al alumbramiento del euro. La Cámara aplaudiría a la búlgara, aunque lo hiciese entre muecas, se profetizaba.Pero saltó la sorpresa. Tras un tedioso debate que no merece pasar a la historia ni a esta crónica, se votaron las enmiendas al dictamen, prescriptivo pero no vinculante. Pasó, aunque por la mínima, la única de interés: "El presidente del BCE debería tener en cuenta la continuidad del liderazgo en el comité del banco, evitando una sucesión anticipada o simultánea del presidente y del vicepresidente". Traducido: como el vicepresidente (el francés Christian Noyer) cesa estatutariamente a los cuatro años, el 1 de julio del 2002 (la designación oficial tiene como plazo máximo el próximo 1 de julio), Duisenberg en ningún caso debería abandonar la presidencia antes de esa fecha. Y ello en favor de la "continuidad del liderazgo", para evitar los vacíos de poder.

La enmienda de la discordia

La enmienda, propuesta por los liberales Boogerd, Gasòliba y Cox, contó con el apoyo de su pequeño grupo y el del segundo de la Cámara, el Partido Popular Europeo. 214 votos a favor, 213 en contra y 10 abstenciones, en su mayoría de la izquierda.Era "innecesaria" porque Duisenberg fue "convincente" al asegurar en su comparecencia que renunciará en el momento que él decida, con lo que se salvaba el cumplimiento del Tratado, que establece un mandato presidencial único de ocho años, defendió la ponente socialista, Christa Randzio-Plath. La enmienda "ha sido buena", discrepó el presidente, José María Gil-Robles, porque refuerza que el holandés "no tiene obligación jurídica de dimitir y le puede apoyar en su independencia" frente a los Gobiernos.

Con esta banderilla clavada en las conclusiones de la reciente cumbre, el Parlamento "demuestra su voluntad política contraria" a la solución de compromiso de los Quince, argumentó Gil-Robles. Pero tampoco la desmonta. A la crítica de que la Cámara repetía el ambiguo cinismo de los jefes de Gobierno, su presidente respondió que "su comportamiento curioso ha conducido a la conducta también curiosa del Parlamento".

Gil-Robles reiteró su convicción de que todo el compromiso "quebranta el espíritu" del Tratado de Maastricht. Y añadió que uno de sus elementos, "reservar el cargo" del segundo presidente a una persona "de determinada nacionalidad, también viola su letra". Pero como esa decisión de los Quince "sólo tiene valor político y no jurídico, no es impugnable ante el Tribunal" de Luxemburgo, argumentó.

Pese a todas estas críticas, el Parlamento se mostró satisfecho de la influencia que ha conseguido en este asunto, desde su función consultiva. Duisenberg le dará cuentas de su política monetaria cuatro veces al año, un precedente. Ha "aprobado" a los seis miembros del directorio, introduciendo matices. Duisenberg y Noyer se llevaron la peor votación (439 y 443 votos favorables, respectivamente, de un total de 538), seguidos del español Eugenio Domingo Solans (445; los laboristas británicos retiraron su abstención por presiones de sus colegas). La mejor nota se la llevó Tomasso Padoa-Schioppa (472). Con sus comparecencias, "hemos logrado una mayor transparencia de lo que será la política monetaria europea, algo que en EEUU existe desde hace mucho tiempo", concluyó la ponente.

La directiva del BCE comenzará a funcionar el próximo 1 de julio en Francfort en la actual sede del Instituto Monetario Europeo, que preside el propio Duisenberg, y que ha sido la institución en la que en los últimos cuatro años los gobernadores de los bancos centrales han preparado la transición a la unión monetaria europea.

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