El PP rebajó el debate sobre el vertido para no salpicar a Tocino

El Partido Popular rebajó el tono del debate celebrado el pasado martes en el Parlamento andaluz sobre el vertido tóxico de las minas de Aznalcóllar, considerado como el mayor desastre ecológico ocurrido en la historia reciente de Andalucía. Los populares temían que una intervención crispada salpicara al Gobierno de la nación y más concretamente a la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, responsable última de las cuencas hidrográficas. Eso y la celebración a la par del debate del estado de la nación provocó la relajación de los populares. En Izquierda Unida, el malestar era ayer evidente por el desarrollo del pleno y los diputados no ocultaban su enfado con el discurso de su portavoz.

El Gobierno andaluz, a quien le corresponde la inspección del embalse contaminado, acudió al pleno del martes en una situación delicada ya que varias consejerías están directa o indirectamente afectadas por el vertido. Hasta cinco consejeros tenían previsto subir a la tribuna siempre que la oposición lo hubiera solicitado: Medio Ambiente, Industria, Agricultura, Salud y Presidencia. Pero el tono que emplearon los portavoces de la oposición (Miguel Calvo por el Partido Popular y Manuel López Calvo, por Izquierda Unida) no fue suficiente para levantar de sus asientos a los responsables de los citados departamentos. La versión del PP de por qué no se forzó la máquina en el debate se basa en dos razones: por un lado "se mantuvo la prudencia" porque el vertido de las minas de Aznalcóllar podía "salpicar a todo el mundo", incluida la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino; y por otra, se corría el riesgo de que la sesión parlamentaria quedara eclipsada por el debate del Congreso sobre el estado de la nación. El PP tenía preparados a tres diputados para intervenir en el pleno -Miguel Calvo, Beatriz Martín Ovando, portavoz de Medio Ambiente, y Carmen Martínez de Sola, de Agricultura-, aunque finalmente sólo lo hizo el primero, encargado de los temas de Industria. "Sin fuerza" Por Izquierda Unida el portavoz elegido fue Manuel López Calvo, pese a que algunos diputados propusieron al presidente del grupo, Luis Carlos Rejón. La complicada situación interna de IU llevó a tomar esta decisión, aunque los diputados de la federación no ocultaron ayer en los pasillos del Parlamento su malestar por el desarrollo del debate: "gris" y "sin fuerza" fueron algunos de los calificativos más suaves dirigidos a López Calvo. Los socialistas respiraron tranquilos y no salían de su asombro por haber salido indemnes de la discusión política, más aún cuando había una discusión interna de si debían apoyar o no la creación de una comisión de investigación en la Cámara autónoma. El PSOE decidió el lunes en una reunión del comité de coordinación partido-Gobierno no apoyar la propuesta, aunque iba preparado para lo peor. De hecho, hasta cinco consejeros llevaban hechos sus deberes y existía el temor de que la dureza del debate hubiera obligado al presidente de la Junta a dirigirse al pleno. La oposición intentará resarcirse del sinsabor del pleno en los próximas semanas. Partido Popular e IU han pedido la comparecencia en comisión de varios consejeros y en el caso de Izquierda Unida, no se descarta volver a plantear el desastre ecológico en otra sesión plenaria. Pese a todo, el popular Manuel Atencia y Luis Carlos Rejón (IU) acusaron ayer al Gobierno de haber "hurtado" y "desvirtuado" el debate en la Cámara.