El gobernante partido socialista gana la primera vuelta de las elecciones legislativas en Hungría
El partido socialista gobernante aventaja a su más directo rival derechista en cuatro puntos tras la primera vuelta de las legislativas húngaras, lo que le coloca en una posición privilegiada ante la segunda ronda. El habitualmente impasible primer ministro, Gyula Horn, compareció anoche eufórico ante los periodistas y sugirió que la actual coalición con los liberales podría continuar si las urnas confirman, como espera, el claro liderazgo de los ex comunistas el próximo día 24. La derecha húngara, en cualquier caso, ha hecho avances espectaculares.
Horn, sin embargo, cree que se dibuja un escenario similar al de 1994, cuando su partido, con un 33% en la primera vuelta, consiguió finalmente más del 50% de los escaños empujado por las peculiaridades de la ley electoral. El estado mayor socialista consideraba la víspera que necesitaría una diferencia mínima de cinco o seis puntos a su favor para tener garantizado el triunfo final.A medianoche, la comisión electoral, ayudada por una participación que apenas ha superado el 50%, había conseguido escrutar la práctica totalidad de los votos. Los húngaros prefirieron aprovechar un día veraniego que llegarse a las urnas, y en la mayoría de las provincias apenas se superó el umbral del 50% que da validez a los comicios. En dos de ellas, junto a la frontera rumana, la comisión creía esta madrugada que habrán de repetirse.
Según los datos oficiales y provisionales, sobre el 98% de las papeletas, los socialistas han obtenido más del 32% de los sufragios, contra el 28% de sus más inmediatos rivales, la Federación de Jóvenes Demócratas (FIDESZ), de Víctor Orban. La subida en flecha del partido de Orban, que obtuvo el 7% de los votos en 1994, se debe a su condición de aglutinante de la mayoría de los votos de la derecha civilizada. Pero según los expertos no será suficiente para dar la vuelta al resultado de ayer en la segunda ronda electoral.
Éxito ultraderechista
Cinco partidos llegarán al Parlamento, en lugar de los siete actuales, según los resultados del domingo, entre ellos el filofascista de La Verdad y la Vida, que ha superado la barrera del 5% de los votos. Otro partido derechista y nacionalista, el de los Pequeños Propietarios, una formación de raíz agraria que considera al actual Gobierno húngaro una partida de bolcheviques, consigue el 14%, mejorando ampliamente sus resultados de 1994. Los Demócratas Libres, un grupo liberal, socio minoritario de los socialistas en el Ejecutivo, se quedan en el 8%, cayendo en picado respecto de sus resultados de hace cuatro años.Las cifras anunciadas esta madrugada apenas tienen que ver con las proyecciones hechas a la salida de los colegios electorales difundidas a partir de las siete de la tarde por la televisión húngara. En ellas, el instituto Szonda Ipsos, sobre 260.000 encuestas, vaticinaba un virtual empate entre los ex comunistas y su rival derechista FIDESZ en estas terceras elecciones desde la caída del comunismo. Víctor Orban dijo anoche que su partido estaba «a las puertas del triunfo» y que en Hungría ha llegado la hora para una formación, la suya, alternativa real al Gobierno actual. Los sondeos más solventes previos a los comicios daban a los ex comunistas entre cinco y seis puntos de ventaja sobre su principal adversario derechista.
FIDESZ ha sido rebautizado como Partido Cívico Húngaro, porque la juventud, tras diez años de vida, comienza a desvanecerse para sus líderes y militantes. El partido de Orban, un abogado de 35 años que ha virado del liberalismo a posiciones populistas y filonacionalistas, se ha aliado para la ocasión con otro de derecha neta, el Foro Democrático, que no ha conseguido el 5% de los sufragios que abre la puerta del Parlamento. En la segunda vuelta, sin embargo, contará con toda seguridad con el apoyo de los Pequeños Propietarios.
Como viejo político que es, el primer ministro Gyula Horn nunca se ha creído que los húngaros vayan a agradecerle las brillantes cuentas macroeconómicas conseguidas durante su mandato o el hecho de haber puesto a este pequeño país centroeuropeo en la antesala de la Alianza Atlántica y la Unión Europea.
En los días previos a la jornada electoral de ayer, el antiguo dirigente comunista convertido a la socialdemocracia ha recorrido pueblos, ciudades, hospitales y escuelas prometiendo que habrá más dinero para la educación, la sanidad y los dos millones y medio de jubilados húngaros que sobreviven con pensiones de alrededor de 15.000 mil pesetas mensuales, el precio de unos buenos zapatos.
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