_
_
_
_
_
DANZA

Cinco coreógrafos crean un menú para una cena con baile incluido

A pedir de boca no es sólo una cena amenizada con danza. Es un espectáculo en el que cinco coreógrafos han tenido que preparar un menú y, posteriormente, un número de baile inspirado en el plato elegido. Los espectadores comparten escenario con los artistas en esta ocasión. Los primeros, sentados en mesas, se dedican a la comida, mientras los bailarines ejecutan sus montajes entre los comensales. La idea partió de la coreógrafa Laura Kumin. Fue ella la que se ocupó de reunir este equipo de creadores.

El escenario del teatro Pradillo se ha convertido en un comedor de lujo: grandes cortinajes rojos; el mismo color para los manteles y sillas coquetamente revestidas de tela blanca. Las mesas, puestas de forma impecable, y hay un equipo de seis camareros para servir la cena. Hasta se ha contratado un maitre, que en realidad es el actor Ignacio Durán.El aperitivo se come antes de tomar posesión del asiento. Es la parte del espectáculo cuya misión es abrir las puertas a lo que llegará después. Así ha concebido su coreografía Enrique Cabrera, una pieza a la que ha llamado Manzanilla de Jerez con un triste trío de rollitos de jamón serrano a la granadina con salsa alharaca. Como la receta (rollitos de jamón serrano a la granadina) es del siglo XVII, Cabrera se ha inspirado en música de este siglo. Del primer plato se ha ocupado Carmen Werner. Eligió ensalada de arroz blanco y arroz salvaje, salpicada con maíz, guisantes, aceitunas y uvas. Mientras el público saboree estas delicias, se interpretará un número al que Werner ha llamado Salpicado de.... "Tenía que inspirarme en el arroz y me he centrado en una boda [por lo de tirar arroz a los recién casados] en la que los invitados pisotean a los novios porque lo único que les interesa es comer. Una boda un poco frustrante", explica esta creadora.

La coreografía que ameniza el segundo plato se llama Rosas, rosas, rosas, un número que José Reches ha creado para que se interprete mientras en las mesas se degustan codornices en salsa de pétalos de rosas. "He intentado que sea algo muy carnal, muy potente. Me he inspirado en el olor a rosa", apunta Reches.

De la danza del postre se ha ocupado Mónica Valenciando, que eligió como plato huesos de santo y cabello de ángel. Ha llamado a su número Disparate nº 1: hueso de santo. "Llevaba tiempo trabajando sobre el final de las cosas. Me vino al pelo cuando me encargaron el postre", declara esta coreógrafa.

El espectáculo termina con café, copa y puro. Teresa Nieto ha inventado para ello El último café. "He creado un ambiente sensual, decadente, con mucho humo y música de tango", declara Nieto.

A pedir de boca, en la sala Pradillo (Pradillo, 12; metro Concha Espina), del 8 al 16 de mayo, a las 21.00. 4.750 con cena y 2.750 con aperitivo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_