El infortunio castiga otra vez a Sainz

Parecía que al volver a Toyota había acabado la mala suerte de Carlos Sainz. Existía la sensación, por cómo funcionaba todo y por los resultados, de que la reconstrucción del binomio triunfal abría una nueva época de esplendor. Pero no. Ni volviendo a su equipo más amado logra el madrileño deshacerse del infortunio, que en las dos últimas carreras ha mostrado su grado superlativo. Lo que sucedió ayer en la última etapa del Rally de Córcega fue un calco de la jornada final del Cataluña, disputado sólo dos semanas antes. Sainz acabó octavo porque un pinchazo cerca del final le apartó de un lugar casi seguro en el podio. No sumó puntos y perdió el liderato del Mundial, que pasa ahora a manos del escocés Colin McRae (Subaru), vencedor de la carrera.Sainz no está seguro ni en Toyota. El mal fario que le viene apartando regularmente del título mundial desde 1992 no se ha separado del piloto español. Su triunfo en Montecarlo, en el primer rally de su nueva etapa con la marca japonesa, y el cómodo liderato en el campeonato después de la cuarta prueba, disputada en Portugal, hacían pensar que sí, que la mala suerte había dejado al bicampeón. Pero en Cataluña ya mostró que sigue viva, y ayer en la isla de Napoleón pasó más de lo mismo.

Sainz creía haber superado su peor momento después de haber esquivado a una vaca en plena curva dentro del segundo tramo del día. Pero su infortunio volvió a manifestarse con rotundidad. Andaba ya echando cuentas, peleando con el italiano Piero Liatti (Subaru) por la segunda posición del rally -la ventaja de McRae era irrecuperable-, cuando un inesperado pinchazo arruinó definitivamente su esperanza. En su intento de arañar tiempo para lograr los seis puntos correspondientes al segundo clasificado, buscando reducir peso del coche hasta el último gramo, el número uno de Toyota había arriesgado al montar neumáticos sin espuma protectora interior -mousse ATS-.

La jugada le salió mal. En el tramo 15, a tres de la meta, una de sus ruedas perdió todo el aire y no le quedó más remedio que parar a cambiarla. Perdió tres minutos en el episodio y cayó del tercer al séptimo lugar de la general. «La lucha estaba muy cerrada y decidimos arriesgar», explicó Sainz. «Tuvimos la mala fortuna de que dañamos la rueda, pero volvería a hacerlo si fuera necesario».

El piloto madrileño no fue conservador y pagó su osadía. Totalmente descolgado de la cabeza, perdió toda opción y acabó octavo. Con este ya son tres los rallies en que no puntúa -antes abandonó el Safari y fue séptimo en Cataluña-, de seis disputados, aunque aún quedan ocho carreras. «Es una pena perder el liderato del Mundial, pero hay que mirar hacia adelante», comentó. Su próxima cita es el Rally de Argentina, sobre tierra, del 20 al 23 de junio.

La decepción de Sainz contrastó con la felicidad de McRae, que logró su segunda victoria de la temporada -es el primer piloto que repite este año- y pasó a liderar el campeonato con dos puntos de ventaja sobre Sainz. El piloto escocés acabó el Rally de Córcega con 27 segundos de margen, después de una última etapa en la que se dedicó a administrar su sólida ventaja. En ese objetivo también le benefició la suspensión de un tramo cronometrado a causa del exceso de público. Segundo se clasificó el francés François Delecour (Peugeot), gracias a su espectacular recuperación sobre Liatti. El italiano acabó tercero y dio a Subaru el liderato del Mundial de marcas.

Por otra parte, Max Mosley, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), anunció que el próximo Mundial de rallies contará con una prueba en China.