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Un joven de 22 años

Con la muerte de Luis Iturri todo mi interior se llena de recuerdos lejanos. Recuerdos gratos. Corría el año 1966. Vivíamos un Bilbao pacato, donde la palabra cultura sonaba a herida tumefacta. Un muchacho de 22 años, acompañado de otro mayor que él en edad, vinieron a verme. Querían formar un grupo de teatro. Me apunté a esa historia y entre todos convencimos a nuevos amigos para crear el grupo de teatro Akelarre. En realidad, ellos dos, Luis Iturri y Jesús Luis Jimeno, fueron los auténticos fundadores del grupo. Y el grupo arrancó con el estreno mundial de Luces de bohemia, de Valle-Inclán. Pasados los años se ha dicho de esa obra que es la mejor del teatro contemporáneo español. La pasión y talento de unos cuantos jóvenes hizo posible el estreno. Fue un 10 de noviembre de 1966. Luis Iturri dirigió la obra, convirtiendo ese día en una fecha emblemática para Bilbao. Antes de tomar la decisión de elegir Luces de bohemia hubo cierta discusión, porque algunos miembros fundadores nos inclinábamos por otra obra de Valle-Inclán. Concretamente, Jesús Luis Jimeno y yo preferíamos Romance de lobos, ya que nos ganaba la visualización plástica. Jimeno era pintor, y yo tenía una galería de arte. Iturri defendió Luces de bohemia, y el tiempo le dio la razón. Debemos reconocer que acertó en todo, incluso en la manera de fustigar al franquismo reinante, a través de ese personaje divino que se llama Max Estrella. Muchas de las ideas de Max Estrella me parecen salir de la boca del mismísimo Iturri hacia la sociedad de aquellos días. Valle-Inclán refiere su tema en la ibérica barbarie de los años veinte; sin embargo, Iturri sabía que con su puesta en escena la equivalencia con los años sesenta era evidente. Iturri consiguió maridar lo artístico con lo testimonial. Y eso en aquellos días podía tildarse de puro milagro. En el grupo de actores de esa obra intervinieron Mariví Bilbao Goyoaga, Ramón Barea y Saturnino García. He ahí otro acierto de este hombre que se nos ha muerto prematuramente, puesto que esos nombres citados, pasados los años, se han transformado en personajes de notable valía en el mundo del teatro, el cine y la televisión. A partir de Luces de bohemia, la carrera artística de Luis Iturri fue fulgurante. Dirigió numerosas obras de autores de enorme prestigio. Intervino como actor en obras de autores de enorme prestigio. Intervino como actor en otras muchas. Como director de escena se cuentan por docenas las obras líricas en las que puso su talento al servicio de los Verdi, Bellini, Falla, Ravel, Puccini, entre otros. Nuestro recuerdo va de la mano de aquel joven de 22 años, como Max Estrella recorre de la mano de su perro fiel Don Latino, el Madrid noctívago y esperpéntico. Y de pronto, dulcificamos el recuerdo con unas palabras que saltan desde Edipo rey: "No proclamamos dichoso a ningún hombre antes de su muerte". Dicha y felicidad, para el amigo desaparecido, y nuestro agradecimiento eterno por aquellos días de memorable elección.

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Iturri, "el grande". La presentación en Aquisgrán de su montaje de la ópera "Don Sebastiano" cierra la trayectoria de Luis Iturri
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