Una dirección marcada por la ortodoxia
El presidente del Banco Central Europeo estará apoyado en su labor por un vicepresidente y cuatro vocales. Además del español Eugenio Domingo Solans, la cúpula directiva del BCE estará, en principio, formada por los siguientes:» Christian Noyer. Está considerado como un liberal muy conservador, que ha desarrollado su carrera en puestos públicos. Fue director del gabinete de Édouard Balladur cuando éste ocupó la cartera de Hacienda en el primer Gobierno de cohabitación con Mitterrand (1986-1988), época en la que se iniciaron las primeras grandes privatizaciones francesas; director general del Tesoro entre 1993 y 1995 y director del gabinete del ministro de Hacienda, Jean Arthuis, en el último Gobierno de Alain Juppé. Con la victoria electoral de Jospin optó por una discreta retirada a la vida privada.
» Otmar Issing. El actual jefe de economía del Bundesbank ha desarrollado buena parte de su carrera al lado de Hans Tietmeyer y está considerado como uno de los monetaristas más duros y rígidos de la banca central alemana. Es miembro de uno de los círculos de economistas liberales más conocidos de Alemania. Durante todo este periodo ha expresado en repetidas ocasiones su escepticismo sobre el futuro de la moneda única en un área tan amplia como la que va a abarcar.
» Tomasso Padova-Schioppa. Es actualmente el presidente de la Consob, el equivalente en Italia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Ha estado relacionado con asuntos europeos desde hace muchos años y formó parte del grupo de relatores que preparó los primeros borradores para la Unión Económica y Monetaria. Fue director general de la Comisión, encargado precisamente de asuntos económicos.
» Sirkka Hämäläinen. De nacionalidad finlandesa, es la única mujer gobernadora de un banco central en Europa. Tiene 54 años, es economista y empezó su carrera en el Ministerio de Economía y Finanzas de su país, donde llegó a ocupar los más altos cargos. Fue nombrada gobernadora del Banco de Finlandia en 1994. Su nombre circuló en algún momento como solución de emergencia y consenso, en el caso de que fuera imposible que Alemania y Francia se pusieran de acuerdo para el reparto del mandato entre Duisenberg y Trichet. Defiende una política económica ortodoxa, pero considera que deben explorarse todos los márgenes posibles para ayudar, al mismo tiempo, a alentar un crecimiento sostenido. Para garantizar una línea de continuidad los vocales tendrán un mandato de diferente duración. El alemán estará ocho años, el italiano siete, el español seis, la finlandesa cinco y el francés cuatro.
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