Borrell y Almunia se disputan quién debe dirigir la política de oposición

José Borrell y Joaquín Almunia mantienen sus espadas en alto por el control del partido. Ayer se reunieron a solas en dos ocasiones, y volverán a hacerlo muchas veces más antes del Comité Federal del 9 de mayo, que podría terminar con un reparto claro de papeles entre ambos o con la dimisión de Almunia y la convocatoria de un congreso extraordinario. El secretario general ha entregado al candidato a la presidencia del Gobierno un documento con 12 puntos en respuesta a las exigencias que Borrell había anunciado la víspera.

Tanto Almunia como Borrell reivindican como propios el control de la maquinaria electoral, la elaboración del programa y la dirección de la política de oposición. La propuesta que el secretario general ha entregado a Borrell especifica cuál debe ser el papel de cada uno. La síntesis es que el candidato a la presidencia del Gobierno no debe crear un aparato autónomo en el partido, sino que su labor ha de apoyarse en la actual ejecutiva y en el grupo parlamentario.

En principio, no hay acuerdo, y no se descarta siquiera la celebración de un congreso extraordinario. El propio Almunia lo insinuó con toda tranquilidad: “No es grave ni importa demasiado perder 40 días para hacer un congreso extraordinario. Cipriá Ciscar puede prepararnos para entonces una buena ponencia de estatutos”.

Borrell, como ganador de las primarias, insiste en reivindicar el papel de líder de la oposición y exige amplios poderes.

Horas después de su primer encuentro de 50 minutos, ambos dirigentes socialistas hacían de nuevo un aparte en el Congreso. Borrell se quejó de que la prensa tuviera ya conocimiento de las propuestas de Almunia. Hoy compartirán viaje de ida y vuelta a Sevilla en el AVE.