Todo el mundo en danza
La celebración del Día Internacional de la Danza nos invita cada 29 de abril a volver nuestra mirada hacia una manifestación artística tan antigua como la humanidad, y al mismo tiempo tan joven y llena de vida. La danza no admite clasificaciones cerradas, categorías al modo clásico o definiciones globales o limitadoras. De manera arrolladora ha superado todas las barreras, ocupando nuevos espacios, rompiendo con clichés preconcebidos e inventando nuevos motivos para la sorpresa o la innovación. No hay un concepto único y válido de la danza, como tampoco lo podríamos encontrar de la vida. La danza es plural, y se hace presente en las evoluciones de las bailarinas clásicas, y también en los nuevos espacios minimalistas donde las evoluciones de los danzantes siguen el ritmo de músicas nuevas y experimentales. La danza está en las plazas de los pueblos donde se recrean año tras año los viejos pasos tradicionales tomados del folclor más genuino, y también en las evoluciones de las parejas que con trajes de gala reviven en los salones los bailes que animaron con su elegancia los años centrales de este siglo que va a despedirse en pocos meses de nosotros. Isadora Duncan, Carmen Amaya, Antonio Gades, Fred Astaire, Carolyn Carlson, Nacho Duato, Vicente Sáez, Jean Georges Noverré, entre otros muchos, son bailarines admirados por unas u otras razones. Ellos pusieron su cuerpo y su alma al servicio de la danza, y consiguieron dejar su recuerdo vivo en todos aquellos que contemplaron sus evoluciones. Los escritores trataron de plasmar en palabras sus movimientos, pero no pudieron sino aproximarse de manera imperfecta a la realidad fugaz que tuvieron ante sus ojos. Pintores, escultores o fotógrafos también intentaron captar esa magia y quedaron a mitad de camino en su intento. La danza es por naturaleza efímera, y se agota en sí misma, en cada momento, porque la belleza que contiene se niega a ser estática y a permanecer tranquila e inalterable. Celebramos el Día Internacional de la Danza y lo hacemos con alegría, y de la mejor manera que podemos, bailando y admirando los pasos de los bailarines. Recordando las ocasiones en que los movimientos armónicos de los danzantes robaron nuestra atención y haciendo planes para el futuro. La Comunidad Valenciana ha tenido, desde hace tiempo, un gran interés por la danza y por las manifestaciones en la que ésta se refleja. De ahí que sean muchas las compañías que están trabajando con intensidad para consolidar de manera permanente esa efervescencia que parece recorrer todos los ámbitos de la más ágil de nuestras artes escénicas. Hoy se presenta el Centro Coreográfico de la Comunidad Valenciana y pronto vamos a dar nuevos pasos hacia realidades tangibles que supondrán un nuevo salto adelante en el panorama de la danza valenciana. Hay mucha ilusión entre todos los profesionales que a diario trabajan en este mundo mágico, y también hay mucha expectación entre el público que espera impaciente y confiado sus nuevas propuestas artísticas. Está tomando cuerpo una nueva generación de bailarines de la que esperamos grandes cosas. También están surgiendo coreógrafos, músicos, escenógrafos y profesionales de todo tipo que vuelcan su saber hacer sobre la danza. La Generalidad Valenciana va a seguir ahí, impulsando todas las manifestaciones culturales que nacen en esta tierra, y colaborando para que la danza esté en primera línea de ese formidable movimiento de renovación que se está produciendo en todos los ámbitos intelectuales y artísticos y que sin duda va a depararnos grandes y gozosas sorpresas.
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