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HB "aparca" el apoyo a los presos etarras como eje de su estrategia

La exigencia maximalista del uso del euskera en ámbitos como el de la justicia o su aplicación en sectores de la enseñanza, como la Universidad del País Vasco (UPV), en los que tiene menor implantación, son, junto a reivindicaciones en materia socioeconómica -vivienda, salario social o reparto del empleo-, los ejes prioritarios de la nueva estrategia política de HB. Su cúpula actual deja así en segundo plano la política de desestabilización global y la defensa de la alternativa de ETA y de sus presos. Las presiones directas a determinados jueces vascos marcados por el Sindicato de Abogados Euskaldunes y la interrupción, la pasada semana, de la reunión del claustro de la UPV por alumnos radicales que exigían más clases en euskera no son una coincidencia casual, sino que reflejan la nueva línea diseñada por la Mesa Nacional, dirigida por Arnaldo Otegi y Joseba Permach. Esta estrategia figura en un documento de 19 páginas, Línea de intervención política, que la dirección difundió entre sus bases en enero.

La ponencia Oldartzen, puesta en práctica por los anteriores dirigentes de la coalición abertzale, tenía como uno de sus ejes la "socialización del sufrimiento" de los presos de ETA a costa de lo que fuera. Pero no se calculó el rechazo sin precedentes que esta práctica suponía. Su radicalismo llegó a ser criticado por sus propias bases, hasta el punto de que, antes de ingresar en prisión condenados por colaboración con ETA -el caso del vídeo-, tuvieron que reconocer internamente su error.

Entendimiento nacionalista

Así, el responsable de entonces, Rufi Etxeberria, admitió la necesidad de acentuar la aproximación a otras formaciones nacionalistas -"construcción nacional"- en vez de practicar la desestabilización de forma indiscriminada. Con este nuevo enfoque, los dirigentes radicales se proponen una regeneración, tras el caos interno en el que había entrado su militancia, y sosegar la tensión que estos dos años de práctica de Oldartzen había creado en la sociedad vasca -víctima directa de los sabotajes callejeros indiscriminados-, progresivamente alejada de HB por su radicalismo.

La nueva cúpula quiere recuperar el perfil político de su formación y ha situado en segundo plano de sus prioridades las reivindicaciones sobre los presos -sigue en vigor la tregua en el campo carcelario lanzada por ETA el 20 de noviembre- para centrar su actuación política en los dos ámbitos de reivindicación que, a pesar de la escenificación conflictiva, no le impidan a HB continuar con la "construcción nacional".

"Para la izquierda abertzale es más cómodo y rentable superar esta fase de enfrentamiento", ha declarado el ex dirigente Tasio Erkizia, que se halla en prisión, en clara alusión a la nueva política, más moderada y destinada a conseguir la aproximación de las fuerzas nacionalistas.

Desde la cárcel de Basauri, donde cumple su condena, este fundador de HB ha recalcado al diario Deia la necesidad de un acuerdo entre los nacionalistas. "Estamos obligados a entendernos las fuerzas nacionalistas y especialmente entre el PNV y HB. El PNV debe entender que HB es una parte fundamental de la construcción de este país y HB debe admitir que el PNV es un elemento importantísimo para avanzar en esta dirección", ha concluido.

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