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LIGAS EXTRANJERAS

La "Juve" gana la guerra al Inter

Del Piero marcó el gol que casi otorga el título de Liga a su equipo

Santiago Segurola

El título de Liga está medio decidido en Italia. La Juve se impuso al Inter en un partido desagradable por el mal juego y por el exceso de patadas. Los dos equipos se liaron a banquetazos, falta va, falta viene, con el árbitro superado por los acontecimientos. Esa clase de fútbol es represiva para las estrellas o para cualquier jugador de clase. Por eso, cada aparición de Ronaldo, Del Piero o Zidane fue severamente reprimida. Sin embargo, el partido sólo podía desequilibrarse por la aparición de alguno de ellos. En este sentido, Del Piero ganó a Ronaldo. El delantero de la Juve marcó el único gol en un remate pícaro y preciso. Que la obsesión del Juventus era Ronaldo, fue evidente a lo largo de toda la tarde. También se hizo manifiesta la incapacidad del técnico del Inter, Simoni, para dar un poco de espacio al delantero brasileño, perseguido y pateado por los tres centrales del Juventus, porque Torricelli, presunto lateral derecho, actuó siempre en el centro de la defensa. Esto sucedió por el deficiente dibujo del Inter. A saber: dos marcas individuales -West sobre Del Piero, Colonese sobre Inzaghi- y un desequilbrio considerable entre la superpoblación en la banda derecha y el desierto en la izquierda, ocupada únicamente por el argentino Zanetti, que, por cierto, no le pega a un balde con su pierna izquierda. Con ese sistema, Di Livio se encargaba de Zanetti. Torricelli no tenía ocupación alguna, así que se añadió al grupo de marcadores de Ronaldo, solo en la delantera. Cada una de sus acciones suponía un desafío: tenía que superar a tres marcadores instruidos para derribarle siempre que fuera necesario.

Juventus: Peruzzi; Torricelli, Iuliano, Montero (Birindelli, m

58), Pessotto; Di Livio, Deschamps, Zidane, Davids (Pecchia, m. 81; Del Piero e Inzaghi (Conte, m. 62). Inter de Milán: Pagliuca; West, Fresi, Colonese, Zanetti; Moriero (Zamorano, m. 56), Cauet, Winter, Djorkaeff, Simeone; y Ronaldo. Gol: 1-0. M. 21. Incursión de Del Piero, que desborda a West y saca un remate cruzado que sorprende a Pagliuca. Árbitro: Ceccarini. Expulsó a Zé Elias (m. 80). Amonestó a Iuliano, Davids, Pecchia, Simeone, Pagliuca y Zamorano. Unos 55.000 espectadores en el estadio de Delle Alpi.

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No se vieron dos pases seguidos. Por la abundancia de faltas y por la sobreaceleración general. El único que se atrevió a jugar en una marcha más baja fue Zidane, capaz de pararse, dar un pase atrás si conviene, o hacia los lados si es necesario. En ese fútbol tan intempestivo se agradece a un futbolista relajado. Del Piero es otro tipo de jugador, más directo, más veloz y con más sentido del gol. Un clase, por supuesto. Lo demostró en la jugada del gol, que empezó con normalidad -una incursión por la izquierda-, siguió con un amago y un recorte medio fallido y terminó de forma exquisita. En lugar de rematar en medio de la confusión que había en el área, decidió pasar a la red. Así de sencillo. La pelota entró entre el desconcierto del portero y los defensas del Inter.

Era el primer remate del partido (m. 21), dato que explica el tipo de encuentro que se jugó. Sobró combate y choque, y tampoco se puede decir que se vieran maravillas tácticas. La defensa de la Juve pareció vulnerable a los ataques del Inter, aunque la reacción interista tuvo un aspecto caótico. La dependencia de Ronaldo es excesiva en este equipo, y aunque el brasileño estuvo a punto de conseguir el empate en un jugada formidable, la impresión era de barullo y poco más.

El segundo tiempo no existió como partido. Se puede hablar en términos de sucesos, con patadas, agresiones, bronca continua, juego detenido, un expulsado -Zé Elias- y dos penaltis. Uno no fue señalado -placaje a Ronaldo en el área- y otro sí, justo en la jugada siguiente. West derribó a Del Piero y se armó la tercera guerra mundial. Los jugadores del Inter se comían al árbitro, que había actuado con una evidente injusticia. Pero a esa clase de encuentro correspondía un árbitro tan pintoresco. Del Piero lanzó el penalti de mala manera y Pagliuca lo detuvo con las piernas. Le quedaba el último aliento al Inter, que mereció algo por empuje y nada por juego. Claro que la Juve tampoco tiró cohetes: fútbol abrupto, físico y rápido; fútbol confuso, impreciso y desagradable.

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