Las medidas de seguridad evitaron nuevos incidentes
Más policía, vallas que acotaron la grada en la que estuvieron los 3.500 seguidores griegos y un extremo cuidado de todos sus movimientos, especialmente a la entrada y a la salida, constituyeron el paquete principal de medidas adoptadas por la organización en la final de ayer después de que los dos días precedentes se saldaran con una docena de heridos, cinco detenidos y varias cargas policiales, y de que la tienda del Fútbol Club Barcelona fuera saqueada. Entre la zona de la grada ocupada por los aficionados del AEK y la que dio cabida a los 6.500 seguidores del Kinder Bolonia se dispuso, además de la valla separadora y el cordón policial, un espacio de cinco asientos vacíos. Con todo, no se pudo evitar tener que dejar libre también la grada situada bajo la de los partidarios del AEK debido a algunos lanzamientos de botellas y objetos.
Los incidentes provocados por la afición griega infundieron un gran temor en Barcelona y entre algunos de los aficionados catalanes que acudieron o pensaron en acudir a la final. Sin embargo, la afición griega se mostró resignada ante la derrota y ante la intimidación de las medidas de seguridad desplegadas. Hubo algún que otro enfrentamiento, pero muy aislados. Incluso la mayor parte de los golpes fueron ayer para un sector del público italiano que Intentó invadir la pista tras el triunfo del Kinder.
Al final, el presidente del Kinder Bolonia tuvo que dirigirse por megafonía a los seguidores de su propio equipo para que el secretario general de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), Borís Stankovic, pudiera hacer entrega de la copa al capitán del equipo de Bolonia, Augusto Binelli. Zoran Savic, que reiteró su voluntad de no disputar el Mundial'98, fue elegido el jugador más valioso de la final a cuatro.
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