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Entrevista:

''He oído maravillas sobre el Madrid de los años ochenta"

Todo empezó con un flechazo a tres, un encuentro de tango entre Joaquín Sabina, Jorge DrexIer y su guitarra, en un viejo camerino allá en Montevideo. Poco después, DrexIer, médico uruguayo de 33 años, deja un país musicalmente seco, donde, sin embargo, literalmente llueve. En el 85 aterriza en un Madrid de nubes tan sedientas que parece de algodón, pero con los escenarios anegados de música en directo. DrexIer no tarda en conectar con los suyos. Pedro Guerra, Víctor Manuel, Miguel Ríos, Ketama y el propio Joaquín Sabina le invitan a sus noches y comparten con él canciones y escenarios. Hay mucha actividad para los cantautores, y en el cielo, aunque despacio, se va disipando la sequía. Enseguida tiene encuentros mágicos con el público, como ocurrió en el colegio San Juan Evangelista o en el bar Libertad 8. Ahora ha publicado su segundo disco aquí en España. Naturalmente, se titula Llueve. El disco se grabó en circunstancias tan fértiles y tan felices como el nacimiento de su hijo Pablo, madrileño como el porvenir musical de su papá.Pregunta. ¿Son muy distintas Madrid y Montevideo?

Respuesta. Ambas ciudades tienen la sensación de ser el centro del país. A pesar de la diferencia de tamaño, Madrid la triplica, las dos mantienen el carácter de pueblo grande. Pero Montevideo es una ciudad muy melancólica. Aquí, a la hora de salir reina la euforia. Se vive de puertas para fuera y se recorren mil sitios en una sola noche. Esta ciudad tiene un ritmo frenético.

P. Su conexión musical ha sido tremenda.

R. Casi mágica. En Uruguay, acabada la dictadura y para rellenar el hueco dejado por la canción protesta, todo el mundo trataba de tener bandas muy grandes, muy dinámicas. A mí me gustaba tocar solo con mi guitarra, por eso no encajaba nada

P. Y opta por vivir aquí, justo cuando más se cuestiona la política cultural.

R. Entiendo. De los ochenta me han contado maravillas, pero entonces mi música aquí no interesaba nada. Yo visité España en el 89, cuando lo único que entraba era la salsa. Uruguay no tiene nada que ver con el Caribe, se parece mucho más a Galicia. A pesar de los pesares, aunque la política cultural no sea excelente, Madrid me parece más que nunca una metrópolis de la lengua hispana. Aquí es más fácil coincidir con Charly García o Fito Páez que viviendo a 15 minutos de avión de Buenos Aires.

P. ¿Tan especial fue su concierto en el San Juan Evangelista?

R. Fue el concierto más lindo de mi vida.

P. ¿Se queda definitivamente en Madrid?

R. Concretamente, en San Lorenzo de El Escorial, porque es mucho más barato. Mi familia está muy bien allí, yo quizás añore un poco la ciudad, porque en Madrid todos los días pasan cosas.

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