La Juve, en la final

El Mónaco no jugará la final de la Liga de Campeones pero ayer se dio el gusto de derrotar a uno de los finalistas, la Juventus de Turín. El equipo italiano, el más regular del continente, fue a Mónaco a esperar atrás y disfrutar de su enorme ventaja (4-1 en el partido de ida). Esta será la tercera final consecutiva de la Juventus. Ganó hace dos temporadas al Ajax la final por penaltis y perdió el año pasado ante el Borussia, el rival que dejó en la cuneta ayer el Real Madrid.El equipo italiano encajó tres goles para terminar el partido 3-2, y el mérito fue del Mónaco, que perforó en tres ocasiones una meta, la de Peruzzi, raras veces batida. La ausencia del referente de la defensa blanquinegra, el central uruguayo Paolo Montero, lesionado, pudo ser vital.

El partido fue una carrera de goles. El primer tanto lo marcó para la Juve el susutituto del punta Pipo Inzaghi, Nicola Amorouso (m. 14). El equipo italiano encontró el camino más liso tras ese tempranero tanto de Amouruso y cedió intencionadamente el mando y dominio del partido al Mónaco, que desplegó toda la garra posible para intentar dar la vuelta a un marcador ya muy abultado en su contra.

El dominio francés terminaría por dar sus frutos en el minuto 38, cuando un acertado Philippe Leonard consiguió enviar a las mallas turinesas un preciso golpe franco. El tanto dio alas al conjunto local, que por momentos encerró a los de Marcelo Lippi en su propia parcela.

A poco de comenzar el segundo tiempo, el extremo Thierry Henry, recuperado a último momento de unas molestias, batió a bocajarro al Juventus. El mejor equipo de europa de la década empezaba a pasar por los primeros grandes apuros del encuentro, pero fue entonces cuando surgió la gran figura del partido, Alessandro del Piero, el máximo goleador de la Liga de Campeones desde que se juega con este nuevo formato de sistema de liga en la primera fase.

El trescuartista Del Piero fusiló de volea el gol del empate (2-2) en el último cuarto. Fue el mejor gol del partido. La victoria llegó de las botas de Spehar, un suplente habitual que ayer logró la victoria al borde del final.