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HISTORIA: CIENCIAS OCULTAS

Un matemático rompe, a la tercera, un código ocultista de hace 500 años

Hace 500 años, un abad aleman escribió un libro sobre la comunicación con los espíritus, que se hizo instantáneamente famoso. El autor, Jonathan Trithemius, era asesor de los emperadores y notable humanista. Pero también era un mago, su libro se inscribía en el ocultismo, y por tanto fue criticado por los intelectuales del Renacimiento. Se trataba del tercer volumen de la trilogía Steganographia y circuló como manuscrito hasta que fue publicado en Francfort, prohibido por la Iglesia católica y atacado por los protestantes. En la actualidad, sigue siendo utilizado para conjuros y los historiadores lo citan como un ejemplo magnífico de la magia negra del siglo XVI.Pero algunos estudiosos siempre pensaron que el libro era algo más, un código inteligentemente disfrazado. Y dos investigadores han conseguido ahora romper ese código de forma independiente. El primero lo hizo hace unos años, pero al ser publicado el artículo correspondiente en alemán y en una revista poco influyente, apenas fue conocido. Ha tenido que hacerlo ahora un investigador estadounidense de los laboratorios ATT para que, el tema resurja y sea conocido.

Falseador

Trithemius publicó muchísimo y era un especialista en falsear la historia. "Escribió historias, crónicas, incluso crónicas falsas", señala Gerhard F. Strasser, de la universidad de Pennsylvania. También era un mago. Los dos primeros volúmenes de su trilogía, iniciada en 1499, eran claramente sistemas de criptografía y se consideran los primeros libros sobre este tema. Pero el tercer volumen era diferente y parecía astrología, señala Thomas Ernst, de la universidad de Pittsburgh, quien lo descifró hace varios años, cuando era estudiante, y lo publicó en 1996. Trithemius escribía en el libro sobre cómo comunicar los pensamientos a distancia utilizando espíritus y también daba pistas sobre cómo hacer los conjuros Decía que había que hacer cálculos complicados y que se podían enviar mensajes sin utilizar letras.En 1676 Wolfgang Ernst Heidel, especialista en derecho, afirmó que se trataba de un código y que lo había descifrado, pero lo que dejó escrito sobre el tema también estaba en código y nadie lo entendió, explica Ernst. Las largas listas de números separadas por signos astrológicos eran, para este último, profesor de alemán, claramente un código, y así enfocó el problema, que resolvió en dos semanas. También resolvió el código de Heidel y verificó que efectivamente había roto el código original. El otro investigador, Jim Reedes, matemático Y especialista en códigos, lo hizo en dos días. Lo que le llevó más tiempo fue transcribir el libro original, en microfilme, a su ordenador, y lo que más le preocupaba es que se hubieran transcrito mal los signos desde que los escribiera el abad alemán.

Descubrió que Trithemius había utilizado el orden alfabético al revés para asignar letras a números y que no había utilizado algunas letras actuales, como la k y la y, pero sí otras ahora inexistentes. Y los mensajes codificados resultaron ser banales, frases escogidas por el número de letras distintas, como el comienzo del salmo número 21.

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