El Gobierno japonés intenta reactivar la economía con una inyección de casi 19 billones
El primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, anunció el jueves, en una entrevista televisada, dos medidas que se esperan decisivas para reactivar la economía nipona: se doblará a cuatro billones de yenes (4,73 billones de pesetas) el recorte fiscal para este año y se le añade una reducción de impuestos de dos billones de yenes (2,36 billones de pesetas) para 1999. La inversión pública crecerá. En total, se trata de inyectar a la economía el equivalente a 18,95 billones de pesetas, con objeto de reactivar la demanda. El anuncio hizo subir el índice Nikkei por cuarto día consecutivo.
El primer ministro dio un giro a la política de austeridad prometida hace varios meses y se decantó por gastar más para reactivar la economía nacional. "He decidido tomar las medidas económicas necesarias y suficientes para recuperar la confianza de los mercados y dejar clara la línea del Ejecutivo".Hashimoto dejó entrever que habrá más inversión pública. Entre los sectores que se beneficiarán se encuentran la protección del medio ambiente, las telecomunicaciones, la ciencia y la tecnología y los servicios de sanidad y de atención a la tercera edad. Este último es uno de los ámbitos que más preocupan al Ejecutivo, por la alta tasa de envejecimiento de la población.
"Haremos una aplicación flexible de la ley [de reforma fiscal] en lo relativo a los límites en las emisiones de bonos del Estado", indicó el primer ministro. Hashimoto aprovechó para descartar cualquier posibilidad de dimitir a corto plazo para asumir su responsabilidad por el grave deterioro de la economía en los últimos meses que, según un informe de la OCDE, en 1998 registrará un crecimiento negativo del 0,3%, primer retroceso en 24 años. Los portavoces de los industriales reiteraron tras el discurso sus peticiones de dimisión, al considerar insuficiente el plan de Hashimoto.
Los recortes de impuestos son la punta del iceberg del conjunto de medidas para animar la economía con 16 billones de yenes (18,95 billones de pesetas) que el Gobierno va a dedicar a mover las piezas del edificio que han quedado obsoletas en los últimos ocho años. Los detalles no conocerán hasta mediados de mayo, pero el primer ministro reiteraba su determinación de devolver a Japón el papel de líder económico asiático.
Los mercados no parecen indiferentes a los planes del Gobierno. El comportamiento del índice Nikkei fue seguido con atención por las demás bolsas. Tokio vuelve a ser protagonista, después de que en las últimas cuatro sesiones el Nikkei avanzara más de 1.000 puntos, hasta colocarse al cierre del jueves en 16.536,66, por encima del nivel con que acabó el año, fiscal 1997, el pasado 31 de marzo.
En el mercado todavía se espera que haya alguna sorpresa que refuerce el optimismo actual antes de la reunión de responsables económicos del G-7, el club de los siete países más industrializados, que se celebrará el próximo 15 de abril en Washington. Algunas bolsas de Asia se contagiaron del optimismo de Tokio y repuntaron (Hong Kong, Seúl, Kuala Lumpur, Pekín y Shanghai), aunque perdieron terreno Taipei, Yakarta y Bangkok.
En Hong Kong, los analistas interpretaron las noticias de Japón como el primer paso para cerrar la crisis en Asia. Lo mismo ocurrió en los mercados financieros de Tokio y en Estados Unidos. El yen se recuperó frente al dólar (hasta 131,22), con la inestimable colaboración de las autoridades financieras japonesas. [El secretario del Tesoro de EE UU, Robert Rubin, se felicitó desde Washington por la decisión japonesa de apoyar el yen, aunque se mostró más cauto sobre el programa de reactivación económica de Hashimoto. Rubin subrayó que lo que espera EE UU son "reformas", en referencia a una apertura al exterior de los mercados nipones].
El Comité de Política del Banco de Japón estudió, el mismo jueves, un posible aumento de tipos de interés (situados en el mínimo histórico del 0,5% desde septiembre de 1995), aunque decidió dejarlos como están.
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