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Comunistas y liberales votarán contra Kiriyenko como primer ministro

Ni el solemne escenario del salón de Santa Catalina del Kremlin ni la oferta de Borís Yeltsin de que 1998 sea un año de "no confrontación" lograron ayer que el presidente ruso convenciera a la oposición de que debe apoyar a su candidato a primer ministro, Serguéi Kiriyenko.

La mesa redonda, en la que participaron los principales líderes políticos, se desarrolló sin demasiada tensión en la atmósfera, pero los comunistas y sus aliados, e incluso el liberal Grigori YavIinski, se mostraron al salir de la reunión decididos a votar el viernes en contra de Kiriyenko.En algo están de acuerdo los políticos y el pueblo llano de Rusia: en que es una lástima que se eche a perder el único año normal en lo que queda de siglo. Aunque el conflicto no acabe en la disolución de la Duma y la convocatoria de elecciones anticipadas, éstas tendrán que celebrarse de todas formas a finales de 1999, y la campaña promete ser larga y áspera. En julio del año siguiente, si la salud de Yeltsin no fuerza un adelanto, habrá comicios presidenciales, y todo estará ya en función de ellos. Este tormentoso 1998 es, por tanto, el único año en el que, si no hubiese demasiadas turbulencias, se podría intentar aún llevar adelante una política de saneamiento.

Lo malo es que la oferta de "no confrontación" de Yeltsin parece una réplica de la ley del embudo, por mucho que quiera dar una sensación de equilibrio al proponer: "Yo no veto y vosotros no rechazáis. Vamos a intentarlo". Pero él siguió en su marca: ni retira a Kiriyenko ni acepta un Gobierno de coalición, sino tan sólo uno formado por hombres "con mentalidad empresarial" capaz de hacer rodar el renqueante carro del Estado.

De aquí al viernes hay todavía mucho margen para el compromiso, pero la sensación que predomina ahora es la de incertidumbre. El bisoño Kiriyenko, de 35 años y sólo cuatro meses de experiencia como ministro, no logra desprenderse de su imagen de hombre de paja del presidente. Ayer prometió que, en el plazo de una semana, pase lo que pase el viernes, tendrá preparada la lista de miembros de su Gobierno.

Yeltsin no pierde ocasión de sacarse algún conejo de la chistera. El de ayer consistió en afirmar que, además de la candidatura de Kiriyenko, consideró otras cuatro, entre ellas la del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov.

Mañana será un día de protesta nacional en la que los sindicatos intentarán sacar a la calle a millones de descontentos porque hace meses que no cobran sus magros salarios. Ésa fue, al menos en teoría, la causa principal de la destitución del anterior jefe de Gobierno, Víktor Chernomirdin.

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