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FÚTBOL 32ª JORNADA DE LIGA

Ilie destroza al Atlético

El Valencia vuelve a pensar en la UEFA al aprovechar la crisis rojiblanca

Había estado escondido durante la primera parte. Inadvertido. Se pensaba que algo raro le ocurría a este chico desde que, hace un par de semanas, tuvo el desliz de decir que le encantaría fichar por el Real Madrid o el Barcelona. Pero no era nada. Una simple confusión. Ayer apareció tras el descanso. Con grandeza. Pulverizó al Atlético, le abrió las heridas que traía de su enfrentamiento con el Lazio y metió de nuevo al Valencia pensando en la UEFA. llie destrozó de un chispazo la aparente fortaleza del Atlético, que disimuló su estado en una primera media hora aceptable. Con el gol del rumano, sin embargo, el Valencia se ensañó a su manera, al contragolpe, con un equipo que apunta hacia el final de un ciclo, el Atlético de Antic.Con todo, la sonrisa aparecida en el rostro valencianista tras haber conocido el sábado la baja de Vieri se congeló al cuarto de hora de partido. Para entonces, el sustituto del italiano, José Mari, ya había enseñado las vergüenzas de la defensa valencianista, que eran, fundamentalmente, la lentitud, la rigidez y la somnolencia. La frescura de José Mari se alió inicialmente con el encantamiento de Kiko para borrar todas las huellas dejadas por el repaso del Lazio. José Mari, sin embargo, también dio muestras notables de bisoñez y quizá por ahí el árbitro le privó de un penalti que le hizo Djukic.

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Las reservas atléticas, no obstante, eran muy cortas, y los muchachos de Antic se limitaron, por si acaso, a dosificarlas, tratando de momificar el encuentro. El Valencia tampoco irradiaba la excelente salud de hace unas jornadas y se le notaba más apretado. De tal manera que el encuentro, que había nacido muy atractivo, fue cogiendo plomo a medida que avanzaba la primera parte.

La segunda, en cambio, explotó con la sed futbolística del rumano Ilie, que, desaparecido en el primer acto, arrancó en el segundo con el veneno bien dis puesto: quiso lanzar el córner, se le quedó corto, recuperó el cuero y lanzó un latigazo (un quiebro aquí, y otro allá y un zapatazo final en diagonal que resultaba inalcanzable para cualquier portero).

Abierta la lata de Molina el Valencia desplegó a sus anchas el arma que mejor domina: el contragolpe. Para tal caso, el Piojo López es un especialista, Mendieta se queda sin rivales en el ombligo del campo, Milla ordena el tráfico convenientemente e Ilie se prepara para sentenciar en cualquier momento (lo hizo al provocar con astucia dos penaltis consecutivos). Bien es cierto que el Atlético, tras el descanso, tomó consciencia de las cicatrices del Lazio y ofreció un estado comatoso. El Valencia, además, ganó con el, equipo de Ranieri: entró Angulo por Djukic y el cuadro local soltó lastre por el centro de la defensa al tiempo que ganaba presencia por la banda derecha, por donde el físico de Angulo superó con creces al inexperto Ramón y al desfondado Lardín. -

En el último tramo, el Valencia hizo trizas del Atlético, que se quería morir. Kiko trató de que fuera con honor y sacó del sombrero una de sus vaselinas, pero la defensa rojiblanca se desangraba ante la quinta velocidad de Ilie y López. Tan sólo Ranieri se apiadó del Atléticó y sacó del campo a Ilie, que ya se había cebado demasiado sobre la exhausta zaga madrileñ.a. Las heridas del Lazio supuraron por todas partes, el Piojo López lanzaba goles al cesto y la hinchada despedía a llie de pie, como merecía.

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