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Reportaje:ATLETISMO

El "africano de Madrid"

Fabián Roncero, el maratoniano que brilló en los Mundiales de Atenas, se reconvierte en estrella de los 10.000

El fondo español sigue de moda. Como si no bastara con Abel Antón, Martín Fiz o Alberto Juzdado, por nombrar sólo los de éxitos más recientes, ha estallado Fabián Roncero. Una explosión casi insólita, aunque casi anunciada. Un maratoniano que ya había dado muestras de su enorme clase, se ha permitido bajar de los 42,195 kilómetros a los 10 para hacer una marca de corte mundial. Sus 27.14.44 minutos al ganar la Chalenge Europea el sábado en Lisboa quedan lejos de las plusmarcas siderales del keniano Komen o del etíope Gebreselassie, pero le han puesto de repente a la cabeza de Europa. Al madrileño -sólo le separaron 63 centésimas nada en esa distancia-, para borrar de las listas el viejo récord continental del hace años retirado portugués Fernando Mamede. Y se llevó por delante, nada menos que por 23 segundos, la también añeja plusmarca del entrañable Taca, el pequeño Antonio Prieto, extraordinario atleta reconvertido en brillante técnico para el Consejo Superior de Deportes.Roncero volvió a exponer que los fondistas españoles son los grandes africanos del norte. Venía de ser décimo, el mejor español, en los Mundiales de cross de Marraquech. Allí había anunciado una forma extraordinaria, simple consecuencia de su mejoría con respecto al año pasado.

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El atleta madrileño pasó casi inadvertido el día que España subió definitivamente al cielo del maratón en los Mundiales de Atenas, en agosto del año pasado. La victoria de Abel Antón y su duelo espléndido con Martín Fiz brillaron demasiado y oscurecieron el resto. Los Europeos de Helsinki, en 1994, con las tres plazas del podio ocupadas por españoles, dejaron ya unas imágenes para la historia, pero dos españoles dominando los Mundiales, escribieron una página todavía más asombrosa. Y Roncero, un desconocido atleta surgido de las carreras populares, hizo otra gesta memorable. "Al principio atacarán africanos, que son muy anárquicos corriendo", dijeron todos los españoles la víspera de la carrera. Y allí salieron Gahirribare (Burundi), el primero, o el etíope Tumo, a los cinco kilómetros del recorrido, al paso por la tumba de los guerreros de la mítica batalla de Marathon. Luego Ntambwe (Congo), Swartbooi (Namibia) y otro congolés, Kalombo. Una lista que parecía inacabable hasta, que Fiz y Antón decidieran saltar a la palestra. Marchaban atentos, pero cómodamente escondidos aún. La táctica era clara: nada de salir a los tirones.locos porque el trazado en cuesta y en toboganes era muy duro hasta pasado el kilómetro 30.

Y entonces fue cuando salió el africano de Madrid. Fabián Roncero, demostró por qué había dado las mejores pruebas de lactatos y viniendo de atrás se fue por los últimos africanos que habían saltado. Podía permitirse esto porque venía de hacer 40 repeticiones de 1.000 metros a 3 minutos por kilómetro, algo que ni siquiera Fiz y Antón habían conseguido. Se quedaban en 3.01 ó 3.02. El madrileño se colocó en cabeza en el kilómetro 20 y hasta el 25, en que Fiz puso el turbo en su vano intento de dejar a Antón, todo el mundo se preguntó quién era aquel muchacho desgarbado y con pelo largo que se exhibía de aquella forma. Era una táctica para frenar más salidas alocadas de los africanos y, naturalmente, casi nadie daba un duro por su clasificación entre los primeros después de ese esfuerzo. Pero aunque se descolgó tuvo las agallas de volver sobre los primeros y acabó sexto. Gracias a él -también a José Manuel García, más atrás- fue el tercer hombre en puntuar y España ganó la Copa del Mundo por equipos. Nada menos. Ahora, con la exhibición de Lisboa, y siempre con un futuro espléndido en el maratón, se explica mucho mejor quién es Roncero. Se ha cortado el pelo al cero y vuela aún más.

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