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Tribuna
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Dúos

Entre el trajín de las primarias y las novedades del prefijo telefónico, este país se está volviendo arrebatador. En realidad, es como si a Almunia le hubieran puesto el 9 delante, que es Borrell, a quien tiene que marcar para que se haga a un lado y le deje conectarse a ese lugar, oscuro cual boca de líder, do aguarda el puesto de candidato. No es mucho esfuerzo, marcar el 9, pero cuando no estás acostumbrado te altera el automatismo. Y quién sabe lo que puede ocurrir. Yo creo que este tipo de mecánicas, por mucho que se quieran sujetar, siempre acaban por descomponer algo. Lo que no estaría mal para variar un poco.La verdad es que soy bastante forofa de José Borrell, quizá porque pertenece al tipo de políticos que, como Maragall, te hacen pensar más en el mañana que en el ayer. E, incluso, si te hace pensar en el ayer, te asalta menos el recuerdo de las sordideces que el de las cosas buenas. Son políticos de encarnadura optimista y enérgica. Dijo Borrell, el domingo, en este periódico, aludiendo al medicamenticidio, que todo cuesta dinero, pero que la diferencia entre izquierda y derecha es que la primera sabe que los derechos son irrenunciables y que hay que pagarlos con los impuestos de todos, mientras que la segunda convierte los derechos en mercancías. ¿Lo ven? No se puede resumir con mayor sencillez y claridad la única razón por la que, en adelante, y a pesar de todo, pueden acabar obteniendo el voto de la ciudadanía izquiescéptica.

Aparte de esto, otro aliciente sería que cundiera el ejemplo en todos los frentes y pronto nos invitaran a asistir a un mano a mano entre Miguel Ángel Rodríguez- Francisco Alvarez Cascos, en pugna por la sucesión de su jefe. Lo cual sería el colmo de la redundancia, presumo: una primaria entre entre primarios por ser el primer ario.

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