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Modernos gladiadores

Dedge nació en Chipley (Florida) y dejó en Entrerprise (Alabama), donde tenía un gimnasio, una viuda y cinco hijos. Había ido a Kiev con otros dos compatriotas para combatir en una velada con mucho dinero por medio. Lo que quizá no sabía es que si en Estados Unidos ya es peligroso, en la antigua URSS puede ser mortal. En países donde los salarios medios apenas superan los 100 dólares -15.000 pesetas- mensuales, los vencedores de las veladas de combates extremos cobran 10 veces más. No se conoce, pero al combatir extranjeros el premio era mucho mayor, con las cifras millonarios ya habituales en la modalidad.El final del combate rara vez es por iniciativa del perdedor, que se da por vencido. Lo habitual es que lo pare el árbitro o tire la toalla un asistente, porque los golpes y las patadas dejan groggy en escasos momentos a alguno de los contendientes. La clave es qué tipo de golpe es el más efectivo. Normalmente el boxeo tiene poco que decir en ello y mucho menos la lucha o el judo, aunque entren en las técnicas de defensa-ataque personal. Las variantes como full-contact, kick-boxing, junto a las artes marciales chinas y japonesas, wu-shu, kung-fu o karate, entre otras, son más efectivas para ultimar.

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El 'combate extremo' salpica a España

Campeonatos del mundo

Los combates extremos proliferaron desde 1993 en Estados Unidos gracias a los canales de televisión de pago especiales, como los de porno. Incluso se disputan ya campeonatos del mundo. Al principio, no había separación de categorías, pero últimamente se han dividido en dos, con la frontera de los 90 kilos. Y los premios son multimillonarios gracias a televisión. Superan ya los 100.000 dólares -15 millones de pesetas-Ucrania, que desde 1995 ha organizado ya cinco torneos internacionales, se ha planteado la prohibición de los combates extremos, como ya han hecho algunos estados norteamericanos. En Israel también quieren impedir la disputa el próximo mes de abril de una velada, cuyo combate de fondo sería el título mundial entre un ucranio y un brasileño.

El problema es de límites con los intereses económicos y algunos más difusos. Guennady Minka, el entrenador del luchador Zolotaryov, que mató a Dedge, ha calificado a sus 20 pupilos, entre los que se encuentra su hijo, como "gladiadores modernos, samurais". Y añadió: "Mi objetivo es exaltar el patriotismo de mis discípulos. Quiero crear hombres fuertes para que se enfrenten a las duras realidades de la vida". Y Minka, como tantos defensores de los deportes violentos, completa su discurso: "Los que practican el combate extremo no son agresivos en la vida diaria".

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