¡Que rueden las cabezas de los bribones"
El Gobierno británico y la Iglesia católica piden la dimisión de los jefes del Newcastle
!Que rueden las cabezas de los bribones que desprestigian el gran fútbol británico! A la energía de ese clamor que sale de las calles, las casas, los pubs, las estaciones de tren en Inglaterra se sumó ayer el Gobierno británico. Aunque con furia tardía, el Gobierno laborista metió un gol. Tras una semana de revelaciones sobre las especiales fiestas de los directivos máximos del Newcatle en España, Tony Blair está finalmente exasperado. Hoy, Freddie Shepherd y Douglas Hall son los hombres mas odiados y despreciados del Reino Unido, cortesía del News of the World, el más leído y sensacionalista semanario inglés. El primero se encuentra en el Caribe, mientras el segundo está en paradero desconocido.Por segunda semana consecutiva, el News dejó boquiabiertos a millones de británicos con sensacionales confesiones grabadas entre copa y copa. Entre risotadas, líneas de cocaína y caricias a las curvas de costosas chicas de compañía convocadas a un lujoso hotel de Marbella, Shepherd y Hall le dijeron a un reportero del News llamado Mazer Malimud, que se había disfrazado de millonario árabe, que lo más gracioso de sus andanzas era que la filosofía del Newcastle era emborrachar a sus hinchas. El chiste es que los empresarios del Newcastle son dueños de pubs, venden cerveza y además les encanta ver a gente con demasiadas copas encima.
Shepherd y Hall habían desaparecido hace días de escena hasta que el Sun resolvió ayer el misterio. La foto de Shepherd en traje de baño, ojeando un libro en una playa de Barbados, apareció con el titular de "El asco del fútbol, al sol, mientras el Gobierno del Reino Unido le exige la renuncia".
Tony Banks, el locuaz ministro de deportes, un simpático izquierdista nada ajeno al campo de la controversia, fue categórico ayer cuando describió a los desprestigiados jefes del Newcastle como "unos despreciables bocazas incapaces de manejar una empresa pública". "Deben irse y rápido", agregó.
En el fondo, es una cuestión de honor. A la inglesa. Hay cosas que son inolvidables e imperdonables. En la noche de copas en Puerto Banus dijeron que las hinchas del club eran "perras feas". Luego se jactaron, siempre entre carcajadas, de vender camisetas del club a un precio cino veces superior al del coste.
Mientras Shepherd se broncea en el Caribe, el paradero de Hall sigue siendo un enigma nacional. Lo único que se sabe de él es que su multimillonario padre, Sir John Hall, debió desmayarse ayer cuando el periódico The Sun reveló que Douglas, botella de champán en mano, era aficionado a contemplar torneos de lucha libre femenina en rings de lodo antes de lanzarse él mismo a orgías de barro y aceite en los salones de la antigua masión familiar.
"El dinero de los fans está siendo usado en jets privados, licor y mujeres", dijo el ministro Banks con un aire de resignación. "Incluso si Shepherd y Hall se van", apuntó con realismo, "se irán con los bolsillos llenos, una olla de oro que la han llenado los hinchas".
Sin mencionar, por supuesto, directa o individualmente los pecados de los jefes del Newcastle, el jefe de la Iglesia Católica, el austero cardenal John Hume, que es hincha del equipo, expresó bondadosa tristeza. "Son días difíciles", declaró el prelado al News. "He sido hincha del Newcastle desde 1933 y no voy a cambiar en 1998. Lo siento por los hinchas defraudados porque son los mejores de toda esta tierra".
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