Borrell anuncia que disputará a Almunia la candidatura a la presidencia del Gobierno
El ex ministro José Borrell ha deshojado por completo su margarita y ha decidido disputarle a su secretario general, Joaquín Almunia, la candidatura a la presidencia del Gobierno "para ganar". El nerviosismo imperó ayer entre los miembros del comité federal del PSOE al correr de boca en boca la intención de Borrell de hacer uso por primera vez de las elecciones primarias, que anoche aprobó este órgano máximo de dirección socialista. Tal y como le había pedido Almunia hace días, el secretario general quería ser el primero en saberlo, y así fue. A las nueve de la mañana, antes de iniciarse la sesión, sé entrevistó con él y le comunicó su intención de entrar en la Competición, a lo que Almunia le contestó dándole su más absoluto beneplácito.
Entre los más de 200 miembros del comité federal había división sobre si esto es bueno para su par tido o, por el contrario, una fuente de conflicto. ''No hay que tener miedo a la democracia", anticipó Borrell a media tarde, cuando no había hecho pública su decisión.La reunión del comité federal transcurría con normalidad, primero aprobando el documento sobre el modelo socialista para la articulación de España y, después, diversos reglamentos internos: siendo los más importantes los reguladores de las elecciones primarias para elegir candidatos a la presidencia del Gobierno, a las presidencias autonómicas y ayuntamientos y, por último, el de participación de simpatizantes y un código ético.
En primera fila del comité federal se encontraba el ex presidente del Gobierno Felipe González, que siguió con interés los debates sobre, el modelo territorial de su partido y el proceso de primarias.
Entretanto, Borrell entraba y salía del salón de plenos intercambiando opiniones sobre su situación con decenas y decenas de compañeros. Cuando esto ocurría ya se había reunido a las nueve de la mañana, antes de que empezara la sesión, en el despacho del secretario general, con Joaquín Almunia, al que comunicó su intención de entrar en competición con él. Almunia le animó a que lo hiciera. En público, el secretario general rehusó hablar de "nombres propios", pero aseguró que las primarias se aprobaban para que se hiciera uso de ellas. "Yo defiendo que se utilice, que haya más candidatos, porque es bueno para el partido", afirmó.
A primera hora de la noche Borrell acabó admitiendo ante el comité federal que iba a enfrentarse a Almunia y "para ganar". "Ustedes saben -confesó a los periodistas- que soy un personaje muy competitivo y que cuando uno se presenta a una competición es para ganar". Borrell añadió ante el comité que en las próximas 48 horas iba a constatar "si había agua en la piscina" en alusión a si podría contar con el 15% de los votos de ese órgano que le son imprescindibles para ser candidato.
Muchas más cosas había transmitido antes Borrell a sus compañeros del PSC, con algunos de los cuales almorzó antes de reincorporarse a la reunión. Asistentes a ese encuentro, en el que estaban el primer secretario, Narcís Serra, y otros miembros de la ejecutiva catalana como Salvador Clotas, Miquel Iceta, Mercedes Aroz o Jordi Solé Tura, narraron que Borrell había comunicado su intención de ''presentarse para ganar". De inmediato quiso dejar claro que no quería ser "el candidato de ningún sector", por lo que va a recabar el apoyo en todas las federaciones y en todas las corrientes. El aspirante reconoció ante sus compañeros el enorme riesgo político que corría, no ya por perder, sino porque "perdiera estrepitosamente". Los mismos interlocutores aseguran que desde la dirección del PSC, en tono sosegado, ni se le animó ni todo lo contrario, y se le transmitió una imagen de neutralidad.
El primer secretario del PSC, Narcís Serra, aseguró a Borrell que lo único que iba a hacer esa dirección, en lo que se refiere a Cataluña, es animar a los militantes a que voten en libertad. La situación del PSC es de cierta incomodidad. Se debaten entre apoyar a un miembro de su ejecutiva, como es Borrell, o al secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, al que han prestado y siguen prestando toda su colaboración.
Miembros del PSC asistentes a la reunión del comité federal dieron por seguro que entre la militancia catalana es más que previsible que Borrell obtenga más votos que Almunia. Pero en esta ocasión ya no va a funcionar el voto bloqueado por sectores.
Entre el antiguo sector guerrista, las posiciones se dividen. La federación de Asturias, que dirige Luis Martínez Noval, considerado guerrista, aprobará previsiblemente en su ejecutiva de mañana apoyar a Almunia.
Desde la ejecutiva federal todo eran parabienes para que se presenten todos los que quieran. Almunia pidió, al secretario de Organización, Cipriá Ciscar, que aceptara todas las enmiendas al reglamento tendentes a rebajar las condiciones para ser candidato. "Que nadie pueda utilizar como excusa para no presentarse que los porcentajes de firmas eran muy altos", advirtió el líder del PSOE. Y así fue. Ya no hará falta el 10% de las firmas de los militantes para poder presentarse, sino que con el 7% será suficiente. Esto se traduce en alrededor de 25.000 firmas.
Pero lo cierto es que Almunia todavía no ha dado el sí a su propia candidatura, como puso de manifiesto ayer en la reunión el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra: "Me voy sin saber si la ejecutiva propone a algún candidato y si lo va a hacer o no el secretario general y si lo va a hacer con condiciones o sin condiciones". Ibarra alertó sobre la posibilidad de que el secretario general quede debilitado con este proceso y sobre que el partido se aboque a un congreso extraordinario.
Entretanto, Almunia, con gran calma, sigue adelante con su idea de no hacer público hasta mañana, en un acto en Madrid, su decisión de presentarse. Ya se sabía que piensa recurrir a la vía de las firmas de los militantes pero no sólo a ésa. Cuando esté reunida la comisión ejecutiva federal hará uso de su potestad de promover a un candidato y revelará su nombre: Joaquín Almunia. Borrell, sin embargo, es casi seguro que sólo será candidato por el camino de la firma del 15% de los miembros del federal. Es decir, 31 votos.
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