Campeones sobre hielo

El Club de Hielo de Majadahonda (40.000 habitantes) ha logrado, en sólo dos temporadas de existencia, conseguir el primer título de Liga para un equipo de Madrid. En la Liga participan seis equipos. Uno de los responsables de este milagro es su entrenador, Luciano Basile, un canadiense de 38 años de origen italiano.Con 5 suecos, 1 finlandés, 2 canadienses y 12 jugadores españoles ha obtenido un hito en el hockey sobre hielo madrileño. Basile ha afrontado su paso por el Majadahonda como una aventura profesional, pero a ello se añade la personal. Su novia es madrileña.

Su objetivo es comandar un año más el Majadahonda, pero todo va a depender de que el esfuerzo económico del club aumente para pagar a los jugadores. Los españoles no cobran nada y a los extranjeros se les ha facilitado alojamiento y un pequeño sueldo para cubrir gastos. Los 18 millones de presupuesto de esta temporada no daban para más. Hay tres suecos veteranos que han aceptado unas condiciones diferentes. Kent Nilsson, de 41 años, leyenda mundial del hockey sobre hielo, y Orvar Stambert, de 37 y bombero de profesión, vienen únicamente a jugar los partidos de casa. Bruno Offizon, también de Suecia y de 40 años, es un ejecutivo millonario que ha retornado al hockey por romanticismo y saber si podía aún jugar. Vive en San Agustín de Guadalix con su familia y, desde allí, controla sus negocios con ordenador y módem.

Lino Salvo, de 25 años, y Paolo de Rubertis, de 22, son los dos jugadores que Basile ha traído de Canadá. Su orígenes también se encuentran en el sur de Italia, de donde son sus padres. Llegaron a Majadahonda el 30 de octubre para cubrir las bajas de un sueco y otro canadiense. Ahora viven en Las Rozas. Comparten un chalet adosado con un sueco, Jonas Sjödin, de 27 años, y un finlandés, Sami Aikää, de 26, también jugadores del Majadahonda. El otro sueco es Jesper Bergman, de 20 años, y comparte piso con Jorge Calvo, uno de los jugadores españoles del equipo.

Lino y Paolo forman una buena pareja en las pistas de hielo y fuera de ellas. Su entrenador dice que se complementan a la perfección: "Mientras Lino es muy fino y mete goles hasta cuando se equivoca, Paolo es fuerte y se ocupa de quitar rivales que interrumpan a Lino". Sjödin y Aikää los sufren cada día, pero según Paolo tienen como compensación que "disfrutan de la comida italiana" que les preparan. Lino y Paolo elogian la forma de vida de los madrileños: "La gente de aquí es muy amistosa y caliente, y la integración ha sido muy fácil. A los españoles que hemos conocido les gusta vivir al día, y no como en Canadá, que se piensa a largo plazo", indica Paolo. Todas estas circunstancias les invita a querer seguir en Majadahonda un año más, pero necesitan mejores condiciones económicas para quedarse: "Sabíamos que era un año de sacrificio, pero también de experiencia para conocer un país maravilloso".