Demasiado corazón
Natalia Morskova, la mejor balonmanista del mundo, jura la Constitución y debuta con España
Es una superdotada física y ha desarrollado un gran inteligencia táctica, pero Natalia Morskova es reconocida fundamentalmente "porque tiene mucho corazón", según Cristina Mayo, su entrenadora en el Mar Valencia, el equipo valenciano que se proclamó el pasado año campeón de Europa en Dinamarca. Ayer, esta lateral izquierdo de 32 años natural de Rostov (Rusia), para muchos la mejor jugadora del mundo, juró la Constitución española y debutó horas más tarde en el combinado nacional con un triunfo ante Noruega (22-20), actual subcampeona del mundo, en el que la jugadora colaboró con cuatro goles. El partido corresponde a la fase de clasificación (grupo 3) del Preeuropeo femenino."Natalia es muy sensible", dice Cristina Mayo, que encuentra una explicación histórica: "El pueblo ruso ha estado muy machacado: desde los zares hasta los bolcheviques, siempre con un pie en el cuello, y, a pesar de todo, sobre todo las mujeres rusas se han ayudado mucho entre ellas".
A Morskova su espectacular cuerpo (187 centímetros de altura y una gran calidad fibrilar, heredada de su padre, que fue boxeador), le sirvió para escapar de la pobreza: "En mi casa, no había dinero ni para comprar el pan", recuerda Morskova, que llegó a España hace siete años. Aquí encontró un ambiente propicio que la ha llevado a rechazar millonarias ofertas de otros clubes europeos.
Sin patrocinador
Se siente identificada con el proyecto del equipo de Mayo, que ha creado un entorno en el que las jugadoras se sientan realizadas. "Procuro crear una envolvente para que no tengan más remedio que quedarse en Valencia", dice Mayo, después de lograr que Morskova haya escolarizado a su hija en España y que la Feria de Muestras de Valencia haya contratado a la jugadora hispano-rusa como traductora. Mayo ha compensado las tradicionales penurias económicas de su equipo (que perdió recientemente el patrocinador, El Osito L'Eliana, que suspendió pagos), con la obtención de trabajos para sus jugadoras al margen del balonmano."A ver si es de mentira", bromeó ayer Morskova mientras palpaba su nuevo pasaporte español, que la liberará en sus próximos viajes de la sensación de sentirse ciudadana de segunda clase cuando enseñaba su pasaporte ruso en los aeropuertos. Morskova se ha convertido en española por la vía ordinaria; cumplía las dos vías de obtención de la nacionalidad: más de cinco años de residencia en España y un año de casada con un ciudadano español.
Pese a sus 32 años y sus extenuadas rodillas, Morskova sigue siendo, para Cristina Mayo, la mejor jugadora del mundo. En Rusia ya era una jugadora excepcional, pero en España logró un campo de expresión que multiplicó sus posibilidades. "Ella venía de un balonmano, el ruso, de gran disciplina táctica, pero demasiado mecanizado. Aquí le hemos dado la oportunidad de explotar su gran inteligencia táctica: ha creado y ha dado muchísimo a sus compañeras. Es muy generosa", comenta Mayo. Además de sus 250 participaciones con la selección rusa, el palmarés deportivo de Morskova se adorna con tres campeonatos del mundo, dos medallas de bronce olímpicas y una Copa de Europa. De momento, Morskova, además de debutar con la selección, prepara con su equipo, el Mar Valencia, las semifinales de la Copa de Europa, ante el Podgorica yugoslavo, con el objetivo de revalidar el título del pasado año.
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