Una estrategia de ataque
La tercera alianza de Telefónica, la segunda que firma Juan Villalonga desde que accedió a la presidencia de la primera empresa del país, tiene un marcado perfil ofensivo. Los acuerdos recogen la agresividad que ha caracterizado la meteórica ascensión de WorldCom, una empresa de Jackson (Missipí, EE UU) que ha basado su estrategia en la prestación de servicios por Internet y el cableado de las capitales europeas.Con ese carácter y una oferta por MCI de 4,5 billones de pesetas, Bernard Ebbers echó al traste la alianza BT-MCI-Telefónica de hace un año, y puede ser de gran ayuda para la firma española en su expansión por Europa. Hasta ahora, el viejo continente ha sido un coto al que Telefónica no ha podido acceder y en el que los estadounidenses se han colado con firmeza tecnológica y crematística frente a los antiguos monopolios.
Con su nueva alianza, Telefónica va a poder vengarse de antiguos aliados, aunque corre el riesgo de poner en guardia al conjunto de las operadoras europeas e incluso a las autoridades de la Comisión. De BT y Unisource mediante su participación (10%) en una empresa de servicios mundiales, dirigidos especialmente a empresas, que promoverán MCI y WorldCom. cuando culminen su fusión. De Telecom Italia, socio tecnológico de Retevisión, mediante su participación (hasta del 46%) en una empresa con junta con WorldCom que pon drá la proa en el mercado italiano, prioridad estratégica de los nuevos aliados.
No obstante, los acuerdos tienen que materializarse en inversiones (hay que recordar que con MCI pasaron siete meses desde la última alianza hasta la OPA de WorldCom sin que nada avanzara) y el calendario de ejecución está condicionado por el proceso de fusión entre MCI y WorldCom. De hecho, las únicas fechas que se recogen en los acuerdos se refieren a la entrada de MCI en Telefónica Internacional, antes de junio del 2000, y la creación de la empresa en Italia, antes del 31 de octubre de 1998.
Pese a los flecos, Telefónica se ha colocado en primera fila para asistir a la mayor fusión de la historia de EE UU, que dará lugar a una empresa con una capitalización bursátil de 60.000 millones de dólares (9,3 billones de pesetas) y ventas superiores a los 4,2 billones anuales. A cambio, tendrá que compartir intereses en América Latina, sin poder acceder directamente al mercado de EE UU. Fuera del acuerdo se han quedado los mercados asiáticos, donde está presente WorldCom, entre las primeras en entrar en Japón, y que Villalonga consideró prioritario en los primeros meses de su gestión. No se han precisado las inversiones previstas ni se han difundido las penalizaciones previstas, si las hay, si la tercera boda también se frustra.
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