Volver a Vietnam
Varias televisiones emiten documentales sobre el país asiático en el 25º aniversario del alto el fuego
"No tuvimos infancias felices; pero tuvimos Vietnam", escribió Michael Herr, el gran cronista de aquel conflicto, cuyas imágenes todavía perduran en la memoria colectiva de varias generaciones: la ruta Ho Chi Minh, la niña abrasada por el napalm en la carretera número 1, aquellos muchachos que eran machados en las selvas de Vietnam -"te alucinaría saber cuánto puede envejecer un hombre después de una sola patrulla", escribió un soldado en una carta a casa-, un país al que le tocó la china, en forma de toneladas de bombas. Están también las revueltas en los campus universitarios, los movimientos de liberación del Tercer Mundo, los símbolos de paz y flores, los pantalones campana. Vietnam nunca estuvo tan cerca.Ahora, 25 años después -el 27 de enero de 1973 se firmaron los acuerdos de París con los que finalizó la íntervencíón de Estados Unidos-, una prueba más de que el sonido de las hélices de los heli cópteros sigue allí es que las televisiones se han lanzado a recordar aquella conmemoración. Antena 3 ha emitido dos documentales, en su espacio de investigación, con imágenes inéditas de la guerra; el próximo viernes, La noche temática de ARTE, en La 2, estará dedicada al país asiático, mientras que TVE ha decidido estrenar, por fin, la serie documental de Luis Miguel Domínguez titulada Vietnam, vida tras la muerte.
Aunque el primer capítulo de esta serie tiene un toque demasiado camel trophy -camiones embarrados en angostos caminos, intrépidos reporteros degustando un guiso de cobra o luchando contra voraces sanguijuelas-, es un viaje apasionante al Vietnam actual, que está saliendo lentamente del sistema comunista, aunque no del autoritarismo.
El equipo de Domínguez se adentró, burlando las prohibiciones del Gobierno, en las provincias más remotas de Vietnam. En sus 10 capítulos hace un recorrido por este bello y dolorido país y muestra imágenes excelentes de la fauna local, como el impresionante baño de una pitón. Ha consultado a 20 expertos en el medio ambiente de las selvas asiáticas, alguno de los cuales se pronuncia sobre un misterio que los científicos se toman más en serio de lo que se podría pensar: la existencia del Yeti en la montañosa frontera con China.
La noche temática de ARTE también se enfrenta, con dos documentales y la dura película Cyelo, de Tran Ahn Hung que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia de 1995, al Vietnam actual. Saigón, la ciudad que no olvidó su nombre, un trabajo de 26 minutos dirigido por Jan Amold sobre la antigua capital de Víetnam del Sur, es un recorrido por uno delos nombres más evocadores de la geografía universal, que ya no tiene nada que ver con aquellos ventiladores del Hotel Continental que Graham Greene describió en El americano impasible ni con aque lla urbe en la que el enemigo estaba dentro y desde la que se podía ver la pirotecnia de la guerra, de la que habló Manu Leguineche en El camino más corto.
Ahora, Saigón es una ciudad en crecimiento, que visitan miles de turistas -entre ellos muchos antiguos soldados estadounidenses, que vuelven con sus familias a los escenarios de sus tinieblas-. "Se venden muchos estéreos. Las cosas están cambiando", dice un comerciante. Con sus rascacielos y sus empresarios encorbatados, pero también con sus ciclos y sus barriadas miserables, es un símbolo de ese confuso desarrollo asiático; pero que no puede olvidar su pasado. "He luchado mucho, mucho, por esta ciudad", asegura un antiguo oficial del Vietcong.
La noche temática se cierra con la emisión de un documental francés, dirigido por André Billaud, sobre una de las grandes tragedias olvidadas que se produjeron después de la guerra: los miles de vietnamitas que abandonaron su país en endebles embarcaciones y que, tras sobrevivir a los naufragios y los piratas, eran hacinados en auténticos campos de concentración en Hong Kong, donde llegaron 250.000 personas. Este reportaje de 50 minutos, denuncia las atroces condiciones de vida en los campos y sigue a un grupo de exiliados en su duro regreso a casa. Boat people.- retorno a Hanoí es, sobre todo, un recuerdo de que las guerras no acaban con los tratados de paz, porque el Vietnam de los helicópteros y el napalm sigue allí, en aquellos seres humanos tratados miserablemente por un mundo que prefiere esconder debajo de la alfombra las tragedias que ha provocado.
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