La fe conduce al Salamanca a la victoria

El Salamanca camina con paso firme por la senda de la salvación. No le incomodan los resultados adversos, la presión de la clasificación o que haya enfrente un equipo sólido como el Espanyol. Txetxu Rojo ha logrado impregnar a su equipo de la solvencia para poder remontar partidos tan complicados como el de ayer. Sabe el técnico lo que quiere y ha conseguido que los jugadores lo busquen con ganas, alegría y mucha fe.

El Espanyol es un equipo pensado para la destrucción. Y, si se encuentra con un gol en un fallo de la defensa charra en el minuto 15 de la primera parte, aún más. El Espanyol se mutiló ayer para tratar de impedir que el centro del campo del Salamanca funcionara como es debido y para que las bandas no fueran un foco de peligro para la puerta de Toni. Camacho maniató al Salamanca con un marasmo de jugadores en el centro del campo del que sólo pudo salir el Salamanca con un triple cambio vital. La primera parte fue un tostón.

Rojo veía que su equipo chocaba una y otra vez contra el muro españolista y optó por una revolución. Decidió sentar a un apagado Pauleta para que Silvani se moviera inteligentemente por todo el campo, Pavlicic dejó su sitio a Lanna para que Iturrino y Vellisca abrieran un boquete letal en la banda izquierda y prefirió la frialdad milimétrica de Taira al empuje de Rogerio. La solución adoptada se le atragantó al Espanyol.