Un empleado degradado acribilla a tiros a su jefe y a tres compañeros antes de suicidarse, en EE UU
Tenía un problema laboral: al regresar a su oficina tras una baja por enfermedad le había sido asignado un puesto inferior a su categoría. También tenía un arma de fuego munición, algo fácil de conseguir en Estados Unidos. Matthew Beck sumó ambas cosas y obtuvo un resultado disparatado: se presentó en su oficina, mató a su jefe y a otros tres empleados y luego se suicidió. Ocurrió ayer en Newington (Connecticut), en la oficina central de Lotería.
El suceso fue tan brutal y absurdo como muchos otros en EE UU. No se sabía ayer si Beck se inspiró en la ficción. Lo único que se conocía es que era un empleado de 35 años, y con 8 de antigüedad laboral. No tenía antecedentes policiales.El pasado 25 de febrero, Beck regresó a su trabajo tras una baja por enfermedad y discutió a gritos con su jefe, Otho Brown Beck protestó porque su puesto no correspondía a su categoría pero Brown le dijo que no tenía otra cosa que ofrecerle en ese momento. "Sí, Matthew estaba perturbado por ese asunto, pero ahora no quiero hablar con usted de eso", dijo ayer por teléfono Donald Beck, su padre, a un reportero de Associated Press.
Beek se presentó en la mañana de ayer en la central del servício de Loterías de Connecticut "con una pistola y un montón de minición", según informó el sargento Gregory Chelso, de la policía de ese Estado. Tiroteó y mató allí mismo a tres compañeros: Lynda Mlynarczyk, jefa del servicio financiero; Rick Rubel-mann, subjefe de operaciones, Michel Logan, un especialista en informática.
El resto de los empleados abandonaron a la carrera el edificio, entre ellos Otho Brown, jefe de la oficina. Pero Beck le persiguió hasta un aparcamiento y lo abatió a tiros. Beck apuntó luego la pistola contra su cabeza y apretó el gatillo. Falleció una hora después en un hospital.
