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Tedio

Un nuevo Barça-Madrid. Uno más. Hay que calentar motores a lo largo de la semana: que escriba gente diversa, incluídos algunos que de fútbol no tenemos ni pajolera idea. Pues vamos allá. ¿Tiene algo de particular este Barça-Madrid? No parece. Si el Barça hubiera perdido en Santander, habría recibido al Madrid como líder en el Camp Nou. Como ganó, es el líder el que recibe en casa al aspirante, y todo el morbo consiste en saber si tras el partido del sábado uno y otro equipo quedarán igual que estaban, a cinco puntos el líder del aspirante en caso de victoria local o a un punto el nuevo líder del nuevo aspirante en caso de victoria visitante. Aburrido. La Liga, pese a que los contendientes en la cúspide han mostrado uno y otro vergonzantes debilidades, sigue siendo cosa de dos.Todo pasa, nada es, decía el sabio. Lo que ocurre es que hay cosas que pasan tan lentamente que parecen destinadas a ser para siempre.En can Barça sí hay algún elemento de novedad. El encuentro de la máxima rivalidad -¿por qué máxima?, ¿no es siempre la misma?- se produce en paralelo a una votación de una moción de censura promovida por un elefante azul contra la fósilización de una junta directiva que va por los 23 años de paz al timón del club y con la lucecita siempre encendida. Ni que sea a ritmo de paquidermo, algo parece pues moverse en. el frente azulgrana. Pero los sondeos contradicen nuevamente al sabio y tranquilizan a los amantes del silencio de los cementerios: nada va a cambiar, todo va a ser como era; Núñez se va a llevar por delante esta votación, igual que hizo con la del pasado mes de julio.

No es que uno tenga ninguna confianza en que, en caso de que cambiaran las tornas, fuera a asistir a acontecimientos espectaculares que llenaran de sentido su vida, pero al menos presenciaría un cambio de cara, que siempre es distraído. Podría solazarse con otros tics, otras formas de cecear, otras maneras de llevar el rosario en el bolsillo y hasta de soltar la lágrima tras el embargo de la emoción patriótico -balompédica. No parece que vaya ser el caso. Tampoco uno tiene depositadas mayores esperanzas en las otras elecciones catalanas, las del primer trimestre del año que viene, donde se decidirá si prosigue o no otro presidente, éste con apenas 19 años de poder a cuestas.

Es el tedio de la democracia, y por muchos años. Pero, estimado Heráclito, eso de que todo pasa y nada es, la próxima vez se lo cuentas a tu abuela.

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