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El Sinn Fein advierte a Londres que no tolerará su expulsión

El proceso de paz de Irlanda del Norte ha entrado en una fase sumamente peligrosa. El Sinn Fein, el brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), contempla, por una parte, pedir asesoramiento jurídico para contrarrestar la campaña británica que busca su expulsión de la mesa de negociaciones. Por otra, ha convocado una reunión urgente de su comité ejecutivo para decidir qué pasos dar en el caso de que se confirme su expulsión. El tono del Sinn Fein, que podría pagar políticamente por el asesinato de dos unionistas a manos presumiblemente del IRA, es sombrío. No acepta la expulsión.

En Londres, Dublín y Belfast crece el temor a que, en respuesta, el IRA decida abandonar el alto el fuego (vigente desde hace siete meses) y se lance a una campaña de represalias que provoque el resurgimiento de la violencia unionista y el colapso total del proceso de paz. Un proceso en el que Washington también ha invertido gran parte de su prestigio diplomático.

Con el trasfondo de la creciente tensión en Belfast, las delegaciones del Reino Unido, la República de Irlanda y las ocho facciones del Ulster involucrada en el proceso se volvieron a reunir ayer en Dublín. El eje del debate era el mismo del día anterior: el futuro del Sinn Fein. El Gobierno de Tony Blair apuesta por la expulsión. La decisión final podría conocerse en las próximas horas, cuando concluya el actual ciclo de conversaciones en la capital irlandesa.

La reacción del Sinn Fein

El retraso a tomar esta decisión (aplazada ya desde el lunes por la noche) demuestra que existe miedo a que el Sinn Fein no acepte el juego de la expulsión temporal y se niegue a volver a la mesa de negociaciones cuando Londres y Dublín lo inviten a retornar, posiblemente en un par de semanas.Gerry Adams, el presidente del Sinn Fein, y su lugarteniente, Martín McGuinness, ya han sugerido que no van a tolerar ese tratamiento. "Estoy verdaderamente muy enfadado", fue la airada expresión de Adams cuando se presentó ante la prensa en Dublín la noche del lunes. McGuinness reiteró ayer que el Sinn Fein no va a escatimar recursos para mantener su silla en las negociaciones, que, salvo una ruptura, deben reanudarse el lunes en Belfast.

"Las negociaciones se enfrentan a un período difícil", admitió el ministro de Exteriores irlandés David Andrews. Mo Mowlam, la ministra británica para Irlanda del Norte, rechazó las acusaciones de que Londres ha sucumbido al "chantaje político" de los unionistas del Partido Unionista del Ulster (UUP) de David Trimble. "Este es un proceso político. No nos hemos convertido en un tribunal ilegítimo", dijo. "Los británicos y unionistas están jugando con fuego", fue el comentario de militante nacionalista entrevistado en el sector católico de Belfast. "Si expulsan al Sinn Fein será una afrenta a la voluntad democrática de quienes eligieron a sus representantes. La gente saldrá a las calles y las cosas volverán a los tiempos de antes", pronosticó.

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