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JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

España, un desastre anunciado

Con la única esperanza de Ana Galindo el viernes, todo vuelve a aplazarse para el 2002

Faltan cinco días para que finalicen los Juegos de Invierno y una nueva edición resulta otra vergüenza deportiva para España. Una representación mínima y unos resultados insignificantes.Todo queda reducido ya a que la esquiadora Ana Galindo acierte el viernes en el gigante, su única prueba. La actuación española se reducirá así a una sola lotería hacia el podio. En la comparación con los Juegos de verano, donde el nivel ya permite casi todos los días aspirar y conseguir medallas, el fracaso invernal español es manifiesto una vez más. Pero es un desastre anunciado.Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, hizo anoche de tripas corazón obviando criticar demasiado en público esta miseria y se centró en alabar nuevamente la organización de Nagano. Pero, sin embargo, dijo que la actuación española había sido "más o menos la esperada" y que el secretario de Estado para el Deporte le había comentado que tomaría las decisiones oportunas tras los Juegos. Y añadió: "Confío en que la actuación española en Sidney (Juegos de verano del 2000) sea parecida a la de Atlanta".

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Hace cuatro años, en los Juegos de Lillehamer, el ridículo de España fue enorme. Las actuaciones de todos los participantes rondaron los últimos puestos. En aquel momento, la Federación Española, que aún preside Segismundo Fraile, dijo que en Nagano tendríamos posibilidades. Ha llegado Nagano y, como se temía, ni siquiera ha venido representación en el esquí masculino por falta de nivel.

Sólo en mujeres lo ha demostrado la aragonesa Ana Galindo, que si repite su actuación del último gigante de la Copa del Mundo, disputado en Are (Suecia), podría hasta dar el salto al podio. Allí fue cuarta, e incluso segunda en la primera manga, como también la temporada anterior en otro gigante de Soelden (Austria). Es una referencia, pero sólo de que es una aspirante entre otras más cualificadas.

Pero en esa lotería no hay apenas más números, salvo sorpresas bastante mayores. Como mucho, conseguir diplomas (entre los ocho primeras clasificadas) por parte de Ainhoa Ibarra o de María José Rienda.

En esta penuria actual, la federación y el Consejo Superior de Deportes (CSD) han elaborado el enésimo plan de futuro para mejorar. Se ha vuelto a reclutar niños, que esquían por la mañana y estudian por la tarde. Esta vez, según el CSD, el control y seguimiento sí es bueno y se esperan resultados para el 2002. ¿No será para, el 2006 para cuya carrera se ha, retirado ya hasta Jaca? España no tiene nieve y afición (aunque hay dos millones de esquiadores turísticos) para competir con Austria, pero tampoco tan poca como para estar al nivel de Brasil.

El CSD, realista con el desastre existente y atado porque no puede destituir a un presidente vetusto y a una federación que ha demostrado sobradamente no dar más de sí, tiene como modestos objetivos en Nágano conseguir sólo dos diplomas olímpicos, con posibilidad de que uno de ellos sea medalla. lker Fernández echó a perder ya uno al quedar l9º y no sólo eso, sino que junto a Sergi Bartrina, 21º ni siquiera estuvieron entre el 20% que pide el mismo CSD estar en la primera mitad de la clasificación. Participaron 36.

En el fondo aún queda la esperanza de los 50 kilómetros del domingo con Juan Jesús Gutiérrez. Pero que él pueda explotar por fin no quita para que el resto del panorama siga siendo muy pobre. Hoy se disputa el relevo de 4 x 10 kilómetros y el equipo español tiene el indómito objetivo de asegurarse un puesto entre los 15 primeros de 20 que saldrán.

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