Viudas
Como parece que estamos, qué aburrimiento, en los comienzos de una nueva guerra periodística (y también en los comienzos, qué terrible, de una nueva guerra real: pero eso es otra historia), tal vez convenga hablar un poco de las cosas que aparecen en la prensa y las que no.Por ejemplo, una de las cosas que no salen es el hecho, a todas luces injusto y catastrófico, de que las viudas, tras morir el marido jubilado, perciben tan sólo el 45% de la pensión de éste, mientras que, si ella muere, él sigue recibiendo el 100%. Tengo un amigo y corresponsal de 83 años, Alfonso Peña, que lleva infinidad de tiempo luchando contra este abuso sin más armas que su paladina pasión y su insistencia: presenta quejas oficiales y envía cartas a los periódicos (en la última decía que es una muestra más del maltrato contra las mujeres), pero resulta que jamás se las publican.
Para que el tema haya podido arañar un rincón en la prensa, una mujer catalana de 74 años de edad, Pilar Mora, ha tenido que reunir por sí sola 50.000 firmas contra el recorte de pensiones, una proeza digna de figurar en el Guinness; y de hecho eso era lo que se resaltaba en los papeles, la hazaña individual, la rareza del caso, el hale hop casi circense de su empeño; no la rebaja en sí, ese 45% miserable. Es curioso que una medida que perjudica brutalmente a miles y miles de personas tenga tantas dificultades para salir al aire, para convertirse en tema de noticia y debate. Pero, claro, es algo que sólo les afecta a los jubilados, esto es, a los viejos arrumbados por el sistema; peor aún, afecta a las mujeres, a las ancianas, a esas viudas viudísimas que, con el recorte al 45%, están fuera del mercado (no son compradoras potenciales) y a lo peor ni tan siquiera pueden salir de casa para votar. O sea, que son la nada de la nada. No vamos a desperdiciar periódicos en ellas.
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