Anson: "Para terminar con González se rozó la estabilidad del Estado"
"Había que terminar con Felipe González, ésa era la cuestión. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal extremo que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado. Eso es verdad. Tenía razón González cuando denunció ese peligro..., pero era la única forma de sacarlo de ahí", afirma Luis María Anson, ex director del periódico Abc y actual presidente de Televisa-España, en la entrevista concedida a la revista semanal Tiempo y publicada ayer. Su autor, Santiago Belloch, asegura que Anson, que corrigió las pruebas, le felicitó y le dijo que había recogido "el ciento por ciento de la letra y del espíritu" de la conversación.
"La cultura de la crispación existió porque no había manera de vencer a González con otras armas", advierte Luis María Anson. "González ganó tres elecciones por mayoría absoluta y volvió a ganar la cuarta cuando todo indicaba que iba a perder", prosigue. "Hubo que elevar la crítica hasta extremos que a veces afectaron al propio Estado. González bloqueaba algo vital en una democracia: la alternancia. Si llega a ganar las elecciones del 96, con la bonanza económica no hubiera habido quien lo echase hasta el 2004. No salimos de 40 años de Franco para entrar en 30 años de González"."La capacidad, de comunicación, la fuerza política, la habilidad extraordinaria que tuvo siempre González", argumenta Anson, "hizo darse cuenta a muchas personas, que era preciso que concluyera su etapa. Como los ataques a González, muy fuertes en el 92-93, no terminaron con él, (...) vimos que era necesario elevar el listón de la crítica. Entonces se buscó ese mundo de las irregularidades, de la corrupción... No había otra manera de quebrantar a González". "Aun así, perdió las elecciones por menos de 300.000 votos... (...) A pesar de haber lanzado contra él una de las mayores ofensivas que se hayan desencadenado contra un político", recuerda.
"El resumen es sencillo: González era un hombre con una potencia política de tal calibre que era necesario llegar hasta el límite", explica el ex director de Abc en Tiempo. [En la revisión del texto, antes de su publicación, Anson suprimió parte de su frase original, que decía: "...llegar al límite y poner en riesgo el Estado con tal de terminar con él".]
"Acoso y derribo"
Más adelante, se le plantea que un sector de la prensa presionó al mundo judicial. "Sin duda", contesta Anson; "por reflexión o instinto, los medios reaccionaron atizando algunas, situaciones. Ése fue el caso de los conflictos y el papel de la justicia. Al atizar el fuego en ese sector se favorecía la erosión de González... Así que se hizo. Fue una operación de acoso y derribo. Algunos lo hicimos desde el convencimiento honesto de que era un servicio al sistema democrático. (...) Desde una labor crítica normal no se conseguía desalojar a González del poder.Así surgió la Plataforma de Defensa del Derecho a la Información de los Ciudadanos. "Nos reuníamos, generalmente en mi despacho, el director de El Independiente, Pablo Sebastián; José Luis Gutiérrez, de Diario 16; el director general de Antena 3, Manuel Martín Ferrand; el de Informativos de Antena 3 Radio, Antonio Herrero; el de El Mundo, Pedro J. Ramírez...".
Para Anson, "si González, en vez de decir que se había enterado [de los GAL] por la prensa, hubiese, dicho "señores tras varios intentos de golpe de Estado, con cien asesinatos al año de ETA, en plena indiferencia francesa, di la orden de que con todos los medios a nuestro alcance se combatiera a ETA; cuando se da una orden así, se corre el riesgo de que se cometan abusos. Yo asumo la responsabilidad. Dejando claro que nunca di órdenes que supusieran una vulneración del Estado de Derecho, si se ha hecho... yo soy el responsable". Si González llega a hacer eso, es posible que hubiese ganado otra vez las elecciones".
Ayer, el mismo, día en que se publicaba esta entrevista, el propio Anson matizaba en un artículo de Abc sus declaraciones y atribuía al "nerviosismo creciente de Felipe González" ante el caso GAL y al "esfuerzo de sus incondicionales para salvarle de la quema" el retorno a la teoría de la conspiración con "el pretexto" de sus manifestaciones a Tiempo. La finalidad es "impresionar a los magistrados", afirma.
"No hubo conspiración alguna", insiste Anson, aunque reitera: "Fue necesario poner en riesgo la tranquilidad del Estado porque, presuntamente, González participó en crímenes de Estado y, al denunciarlo elevando el listón de la crítica sufría el líder socialista, pero también el Estado".
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