Rescates (2ª parte)

A Jorge de la Torre, de Madrid. He leído tu carta, publicada el pasado día 9, referente al tema de los rescates de montaña; la he leído varias veces intentando comprender lo absurdo de su significado y lo insultante de su contenido, una carta escrita con sana, con egoísmo y con los más bajos instintos morales y humanitarios.Según tú, te preocupa en grado sumo que se gasten el dinero de tus impuestos en este tipo de rescates; también haces alusión al hecho de que los helicópteros no vuelan gratis, ni circulan los vehículos sin gasolina, como también los sueldos de los equipos de rescate, pero lo más cruel, y eso sí que no tiene nombre, es tu texto íntegro que dice "que los busquen sus allegados y los que se quieran agregar voluntarios, pero cargando con los gastos", o sea, que lo que más te preocupa en esta vida es el dinero. Por esa regla de tres, el joven que queda atrapado entre los hierros de un vehículo por conducir ebrio, que se quede allí, o que lo rescate su padre, ¡quién le mandaba bebe!, o los centros para toxicómanos y la metadona o jeringuillas gratuitas, que Ion paguen ellos, ¡quién les mandaba drogarse!, o la violencia en el fútbol, cuando ocurre que por un quítame allá ese gol, acaban a navajazos, pues que también se paguen ellos el hospital y si no que se queden en casa viendo la televisión.

No quiero que entiendas, amigo Jorge, que cuando los bomberos, Cruz Roja, Protección Civil y Ejército utilizan medios técnicos para rescatar personas o bienes de las catástrofes naturales, ese equipo ha sido probado antes en las montañas por los alpinistas. Y que si tú pagas tus impuestos, los demás también. Y al igual que muchas madres pagan su correspondiente tributo y con ese dinero se rehabilitan sus hijos toxicómanos, otras lo pagan para que rescaten a los suyos perdidos en las montañas practicando un deporte según tú de "alto riesgo".

También esta carta debería ir a la sección de El País de las Tentaciones a "Estamos hartos de... "-