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JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

Marihuana para los Juegos

Rebagliatti, ganador del gigante en snowboard, envuelto en un escándalo de dopaje

Por fin hay Juegos. Esa era la frase general a primera hora de la mañana del miércoles en Nagano y sus alrededores. El sol lucía espléndido tras varios días infernales que habían provocado el caos a la organización y las nubes dejaban ver lo raro que es el clima aquí. Montañas más bajas completamente nevadas, mientras otras más altas sin un solo copo. Pero al menos todo se podía disputar, al fin, según estaba programado. Parecía demasiado bonito y deportivo. Pero pronto saltó la bomba. Ross Rebagliatti, el primer campeón olímpico de la historia del snowboard, la nueva tabla de nieve, había dado positivo con marihuana en el control antidopaje efectuado tras su victoria en el gigante del domingo. En principio, quedaba descalificado tras una decisión apretadísima tanto de la comisión médica como de la ejecutiva de Comité Olímpico Internacional (COI).

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El Comité Olímpico Canadiense (COC) recurría inmediatamente la sanción y el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) creado por el COI para intervenir en conflictos así, evitando que los casos de justicia deportiva pasen a la ordinaria, se reunió ayer para resolver definitivamente sobre un asunto que ha creado gran polémica. Aunque la marihuana no sea un dopaje grave, e incluso contraproducente para modalidades de esfuerzo, sí está abierto un debate sobre la ética de su uso en el deporte. ¿Puede un campeón olímpico ser consumidor? Por lo pronto, al estar prohibida la marihuana en Japón, país cuya legislación es muy dura sobre las drogas, la policía ha tomado cartas en el asunto, porque Rebagliatti, que no quiso aparecer en público y mandó decir unas palabras infantiles por boca de su entrenador, ha dicho que ha dado positivo por ser fumador pasivo en un cuarto con varios compañeros. Su defensa ha causado risa a todo el mundo, máxime cuando el propio COC reconoció ayer mismo públicamente que en abril de 1997 se le detectó también marihuana en un control y que en dos pruebas posteriores se le encontraron "rastros". En principio, eran inferiores a los 15 nanogramos por mililitro que permiten los controles antidopaje. Rebagliatti dio 17,8, sólo un poco más y, desde luego, muy inferior a lo que daría si se hubiese fumado un porro completo. Pero quizá se le escapó una calada.

La marihuana y sus derivados se encuentran entre los productos prohibidos por el COI y por la Federación Internacional de Esquí, en cantidades superiores a la señalada, pero no por otras federaciones dentro del maremágnum que aún existe en los controles de dopaje. Pero sí está en el código médico del COI y en la Carta Olímpica. Sin embargo, al ser considerada su detección falta leve queda abierta incluso la no suspensión. Incluso el COC pedía ayer sólo "una reprimenda severa". Se señala sobre la marihuana que "según el caso puede (may, la palabra inglesa abierta a todo) ser sancionado". De hecho, la comisión médica decidió la sanción por 13 votos a 12 y la comisión ejecutiva por 3 votos a 2 y dos abstenciones. Estuvieron presentes, con Samaranch siempre sin votar, según su costumbre, los cuatro vicepresidentes, Keba MBaye (Senegal), Pal Schmitt (Hugría), Anita DeFrantz (Estados Unidos) y Richard Pound (Canadá) (que se abstuvo), y tres miembros más.

Rebagliatti, soltero de 26 años, 1,78 metros de estatura y 81 kilos, sólo hizo estudios secundarios en su Whistler natal, en Vancouver, y es un enganchado más a la nueva fiebre del snowboard, mirado muy de lado por el esquí clásico, cuyos representantes no se han sorprendido lo más mínimo de este caso, consecuencia, dicen, del culto a la libertad que predica la modalidad.

Lo que sí ha sonado a hipocresía y a racismo es la defensa a ultranza de la medalla que Canadá está haciendo en este caso, aunque sea incomparable con el de Ben Johnson con anabolizantes en 1988. En el COC se limitan a decir que es un debate social y ético más que deportivo. Y que la medalla es suya. La decisión sobre la apelación del COC está ahora en manos del tribunal especial del TAS, formado por los abogados Rchard Young (EE UU), Jan Paulsen (Suecia) y Maria Zukowitz (Polonia), designados por la presidenta, Gabrielle Kauffmann, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Ginebra.

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