TRIUNFO DE BRANSON

Richard Branson, el empresario británico dueño de Virgin, que hace gala de compaginar los negocios con la honradez, ha ganado una singular batalla moral. El Tribunal Supremo acaba de fallar a su favor en la demanda de libelo que interpuso contra Guy Snowden, directivo de la lotería nacional del Reino Unido. El consorcio que ahora la gestiona, Camelot, y el propio Branson pujaron en su día por la concesión. El Parlamento decidió otorgarla al grupo de tan evocador nombre, del que G. Tech, firma de Snowden, posee el 22,5% de las acciones. Perdedor por una vez, Branson acusó a su rival de pretender sobornarle. En un almuerzo trató, según él, de ofrecerle una abultada suma a cambio de retirar su candidatura. Para complicar aún más las cosas, Snowden le demandó a su vez por difamación. El hombre más admirado de su país y al que muchos británicos querrían ver convertido incluso en primer ministro, ha ganado una indemnización de 25 millones de pesetas. La misma irá a parar íntegra a la beneficencia. Snowden ha dimitido de su cargo y la lotería ha perdido gran parte de su credibilidad. El juego, no obstante, continúa. La tentación es demasiado grande cuando por una libra (250 setas) pueden ganarse hasta 2.000 millones de pesetas. A Branson lo se le resisten, de momento, los vuelos en globo alrededor del mundo. Cuando lo logre, aterrizará convertido en el héroe que parece encarnar en cada una de sus aventuras.-