La resaca de la Filarmónica de Viena
El presidente de la orquesta comprende el abucheo de Madrid y pide disculpas
La abucheada versión del Bolero de Ravel de la Filarmónica de Viena, dirigida por Lorin Maazel, anteayer en el Auditorio Nacional, ha conseguido al menos batir tres marcas en Madrid: no hubo ni una sola tos en la sala durante el concierto; se ha producido el primer gran abucheo del público de Ibermúsica a una de las grandes orquestas del mundo, algo hasta ahora reservado para los estrenos de música contemporánea más provocadores, y ha dejado en el más absoluto de los ridículos a la deseada orquesta de los populares conciertos de Año Nuevo en Viena.
La orquesta admitió ayer su fracaso en el concierto dirigido por Lorin Maazel en Madrid. "No cabe duda de que muchas cosas nos salieron mal, decepcionamos al público. Es comprensible que nos abuchearan. Desearíamos disculparnos", dijo el violinista Clemens Hellberg, presidente de la Filarmónica de Viena, y comentó que Lorin Maazel está profundamente consternado. Los músicos reconocen que faltó carácter en la interpretación de la Rapsodia española de Ravel y que fallaron dos solistas -trompa y fagot- en el Bolero, lo que contribuyó a hacer flaquear la dinámica de la orquesta.
Aún sin explicarse el desastre en todas sus dimensiones, el percusionista Wolfgang Schuster, portavoz de la Filarmónica, detectó los fallos en el solista de trompa. "No pertenece a nuestra orquesta", declaró, "pero suele ser brillante, por esa razón Maazel quiso a toda costa trabajar con él. Seguramente no le volveremos a invitar. Y también cometió serias equivocaciones uno de los nuestros, el fagotista, que había estado toda la tarde nervioso, tanto es así que se fue al Auditorio dos horas antes que los demás para ensayar solo". "Efectivamente, en Madrid dejamos mucho que desear", afirmó Schuster, temeroso de que su orquesta pierda prestigio en España.
Los interrogantes sobre qué ha podido pasar se suceden sin tregua. ¿Cómo es posible que la misma orquesta y el mismo director que fueron capaces de galvanizar al oyente musical más aséptico con Elektra en Salzburgo hace dos años sean capaces de este despropósito colectivo? ¿Existía un ajuste de cuentas entre la orquesta y el director? ¿Venían a Madrid de vacaciones o, lo que es peor, consideraban a la capital de España, tal vez por el pintoresco anecdotario del Teatro Real, como un país más cerca de África que de Europa?
La mentalidad de la Filarmónica de Viena es arcaica y se manifiesta en hechos tan significativos como la resistencia a la incorporación de mujeres. Su sonido, especialmente el de la cuerda, es mítico, y a ello se agarran. "Somos los mejores y los más queridos", parecen pensar. La desdichada actuación madrileña vino después del Festival de Canarias, aunque sustituyendo en la capital española la Primera de Mahler por el Bolero de Ravel, entre otras razones porque la sinfonía mahleriana la tienen programada en Madrid con Zubin Mehta el próximo mes de abril. En Canarias, una selección de la Filarinónica de Viena jugó el lunes un partido de fútbol contra una selección de la Sinfónica de Tenerife. Los españoles ganaron por 6-3. Sol, gira con temperaturas primaverales: la falta de concentración era inevitable en Madrid, y más aún si ni siquiera llegaron a hacer una prueba acústica del complejísimo Bolero de Ravel en el Auditorio de Madrid.
Sobre si la orquesta ha echado un pulso al director por haber incluido éste en el programa su concierto para flauta hay serias dudas. De ser así, sería una actuación inexplicable, porque en rarísimas obras quedan los defectos de los instrumentistas tan en evidencia como en el Bolero.
Tanto el portavoz como el presidente de la Filarmónica de Viena aseguraron ayer que no es cierto que existan tensiones entre la orquesta y Maazel. "Además sería absurdo que estuviéramos actuando mal por llevarle la contraria, porque nos haríamos daño a nosotros mismos", afirmó Schuster.
Los miembros de la Filarmónica, que no habían tenido un día tan malo desde un concierto en Florencia en 1993, se consolaban ayer argumentando que los dolorosos errores les sirven para volver a poner los pies sobre la tierra y recordar que son humanos. El 20 de abril, la orquesta volverá al Auditorio de Madrid con Zubin Mehta y esperan no defraudar "al sincero y justificadamente exigente público español".
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