Un hombre que pegó a su, novia pacta ser desterrado seis años para eludir la carcel
Ismael F. S., un músico cubano de 46 años que hace dos propinó una paliza a su novia por salir a comprar tabaco sin su permiso, no podrá pisar durante seis años ni Oviedo, donde ocurrieron los hechos, ni Gijón, donde ella reside ahora. Asimismo, deberá indemnizarla con 800.000 pesetas.Éste es el acuerdo alcanzado por la defensa y la acusación particular durante el juicio. El procesado verá reducida a dos años de cárcel, en la que no ingresará, su condena por lesiones, amenazas y tenencia ilícita de armas.
Ana García Boto, abogada de la víctima, ha declarado que "el acuerdo entre las partes es una práctica cada día más habitual en los procesos penales, aunque sea más raro en un caso de agresiones en una pareja". "El destierro y el extrañamiento", agregó, "se basan en el Código Penal antiguo, en cuyos artículos 495 y 67 estaban previstas ambas condenas para los supuestos de amenazas y lesiones".
La mujer accedió al pacto, por considerar más efectivo para su seguridad el alejamiento físico de él, según García Boto: "No le servía de nada una pena de cárcel para él [tres años pedía el fiscal] que en cuatro o cinco meses le permitiera volver a frecuentar la zona donde ella vive".
La agresión se produjo el 2 de mayo de 1996. F. G. y su novia invitaron a cenar a unos amigos en su casa. Durante la velada, ella salió a la calle para comprar tabaco. A su regreso, él, indignado porque no le había pedido autorización para abandonar la casa, la golpeó y pateó en presencia de sus invitados y la amenazó de muerte con una pistola, para la que no tenía licencia. Luego, en el trayecto hasta el hospital, al que la llevó para que recibiera atención, volvió a amenazarla.
La mujer sufrió una erosión en el codo derecho y varias fracturas en las costillas y una clavícula, por lo que precisó casi cuatro meses de recuperación.
Por otra parte, Jaime Jesús M. Ibáñez, detenido el pasado jueves tras matar a su compañera sentimental de una puñalada en el cuello en plena calle en Vinaròs (Castellón), ingresó ayer en prisión. Numerosos vecinos recibieron su salida del juzgado, sobre las 12.30, con gritos de "asesino, asesino". Poco antes se celebró en Vinaròs una manifestación de repulsa a la que asistió una de las hijas de la víctima.
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