Atenuante, eximente incompleta o exención total
Sobre la base de una personalidad paranoide de Mikel Otegi, con ideas obsesivas de persecución policial, añadiendo el consumo de alcohol, la vigilia y el cansancio, en lo que los cuatro peritos estuvieron sustancialmente de acuerdo, los forenses sostuvieron una imputabilidad ligera o medianamente disminuida; mientras que los peritos de la defensa se pronunciaron por una responsabilidad muy atenuada o por una disolución total de la conciencia.
En esas condiciones, argumenta el informe remitido al Consejo del Poder Judicial, la opción real que se le planteaba al jurado, teniendo en cuenta la fiabilidad otorgada a una y otra pericia por razón del idioma, así como el sesgo hacia la benevolencia del proceso de deliberación, no era tanto entre la atenuante y la eximente incompleta, como entre ésta y la exención total de responsabilidad.
La calificación subsidiaria de los hechos por la defensa como "homicidios" con eximente incompleta de trastorno mental transitorio era "prácticamente lo máximo que podrían haber alcanzado las acusaciones, en un juicio de pronóstico, no sólo ante un jurado, sino también ante un tribunal profesional". "Por ello, mantener la calificación de asesinato y las elevadísimas peticiones de pena (en la práctica, el máximo legal de 30 años) y sobre todo, defenderlas por vía de informe, era facilitar el trabajo de la defensa, al malgastar esfuerzos argumentales en sostener pretensiones condenadas de antemano al fracaso".
Los analistas insisten en que este veredicto absolutorio no debe utilizarse como arma contra la institución del jurado, y añaden: "Si los jurados se sintieron presionados o tuvieron miedo a las consecuencias de su decisión, el único que exteriorizaron se refería a los allegados y compañeros de las víctimas, cuando pidieron que no estuvieran presentes en la lectura del veredicto".
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