Norte de Malí, territorio peligroso
Para Malí, la presencia del Dakar representa una cita anual con su Mister Marshall particular. El gran raid deja en cuatro días aproximadamente el 20% del producto interior bruto (PIB) de un país que vive mayoritariamente en la miseria. El episodio ocurrido el viernes por la noche, a una decena de kilómetros de Taoudenni (al norte de Malí, cerca de la frontera con Argelia y Mauritania), ilustra la fragilidad del recorrido de la carrera.Uno de los pilotos asaltados explicó que un grupo de ocho o diez hombres armados disparó a las ruedas al paso de varios vehículos para obligarlos a detenerse. Fueron cuatro coches y tres camiones de varias nacionalidades (checos, franceses, belgas y japoneses) los que cayeron en la emboscada, y los bandidos huyeron llevándose el Tatra número 419. A pesar de los esfuerzos del ejército y de la organización del rally, desaparecieron en la inmensidad del desierto y no se supo más de ellos. Sin embargo, no hubo que lamentar heridos pues, al parecer, los asaltantes se comportaron con relativa corrección.
Esta misma región del norte de Malí había ofrecido ya anteriormente quebraderos de cabeza a los organizadores del Rally París-Dakar. En 1991 murió Charles Cabanne, un participante francés que conducía un camión de asistencia de Citroën, víctima de los disparos de un grupo armado en el pequeño pueblo de Kadaouazne. En 1996 se produjo otro incidente trágico con la muerte de otro camionero de Citroën, Laurent Gueguen, tras estallar una mina al paso del rally por el territorio del Sáhara occidental. Sin embargo, el Dakar ha intentado siempre evitar este tipo de problemas dejando de circular por Argelia, Chad, Níger y Libia. En 20 años de historia del rally han muerto 33 personas, la mayoría a causa de accidentes de circulación, durante la carrera.
