La nueva era

Ha finalizado el año y medio de la nueva era; el de la consolidación democrática (Rodríguez -¡oh, cielos!- dixit); el del empleo, en el que se consolida el 22% como índice de paro al que debemos acostumbramos; el de la sanidad, con un nevo medicamentazo que privatizará la salud de los ciudadanos; el de la bajada de impuestos directos para aquellos pocos que tienen mucho; el de la subida de impuestos indirectos y tasas para todos; el de cómo controlar el crecimiento de un IPC mientras se descontrolan al alza los parámetros que lo definen; el del avance en las libertades, comprando con dinero que fue público y hoy, privado cadenas de televisión para garantizar la pluralidad informativa que caracteriza a los monopolios; el del "España va bien", sin que se hayan enterado más de tres cuartas partes de españoles según las encuestas nada sospechosas del CIS; el del encauzamiento semántico en materia antiterrorista (antes, al excarcelamiento selectivo de presos etarras, los que ahora gobiernan lo definían como "amnistía encubierta"; ahora, sin embargo, se trata de desarrollar una razonable política de reinserción); el del consenso educativo, con un frustrado decreto de humanidades; el de normalidad judicial, ocupándose de ellos los Fungairiño, Cardenal y Liaño amparados por su Mariscal; el de las amistades (de balcón) peligrosas,- el del interés general, situando al fútbol como objetivo prioritario para conseguir el. desarrollo intelectual de los españoles; el de los debates televisivos, aunque sólo haya uno, grande y libre. Y el de Alicia, en el país de las maravillas, claro.-