"Los dos patitos siempre dan suerte"
Lubrín, un pequeño pueblo de Almería se lleva el mayor pellizco, 1400 millones de unos premios muy repartidos
, "Yo fui el primero que me enteré. Regresaba de Almería, de hacer un viaje con mi taxi al hospital Virgen del Mar. Traía la radio puesta y, un kilómetro antes de entrar en el pueblo, me paré para apuntar los números premiados que estaban diciendo. Cuando oí el 0, el 9 y el 1, me empecé a poner nervioso. Cuando escuché que el Gordo era el 9.122, no me lo podía ni creer. Imagínese... No atinaba ni a volver a arrancar el coche".Es el relato, atropellado, que ayer ofrecía José Joaquín Angulo Utrera, de 43 años, mientras sus amigos de Lubrín (Alinería) no paraban de gritar y manifestar una alegría sin freno a su alrededor, informa Ana Torregrosa. José Joaquín ya no es sólo uno de los nuevos millonarios de la noche a la mañana gracias al sorteo del Niño. Desde ayer es también uno de los vecinos mas admirados del pueblo, ya que vendió 20 décimos del número premiado en su bar.
Lubrin es una pequeña locaidad entre montañas que, no alcanza los 1.900 habitantes, dedicados a la agricultura y la ganadería. Una lluvia de 1.400 millones ha transformado ahora su realidad, castigada por la emigración y una economía difícil. Su alcalde, Juan López Camacho, que trabaja como cartero con un contrato eventual, se ha convertido en otro rey mago. El fue quien adquirió 60 décimos en la administración número 3 de la cercana y próspera Huércal-Overa. Luego, los distribuyó entre los militantes de Izquierda Unida, partido al que pertenece. En definitiva, los millones están muy repartidos y la euforia doblaba cada esquina.
En Huércal-Overa, en cambio, parecía como si la cosa no era con nadie. Curiosos aparte, nadie se acercó al establecimiento de María Manuela Martínez Collado, la lotera que más dinero ha dado en esta cita con los bombos: 1.920 millones, correspondientes a ocho de las diez series del 9.122 que había puesto a la venta. Dos tuvo que devolverlas al no gustar el número.
Su colega, Aurelio Moñino, de la administración número 470 de Madrid, en la calle Orense, enplena city capitalina, fue el segundo en el podio de los vendedores de una fortuna tan repartida en esta ocasión. Distribuyó 1.200 millones: diez series del segundo premio, el 99.847. "Creo que ningún cliente tiene más de tres décimos", decía ayer, según informa Begoña Aguirre; "a mí siempre me gustó ese número aunque fuese alto". Mientras paseaba a su perro, una mujer mayor, residente en la zona, confesaba que a su yerno, un arquitecto de 40 años, le han tocado 12 millones. "Pero él no los necesita", le replicaba otra. "No sé... Lo importante es que le han tocado", zanjaba la primera.
Quien sí que necesitaba un respiro económico, era una limpiadora de Getxo (Vizcaya). Su décimo del 9.122 le colmaba de felicidad. "Los dos patitos [por la terminación] siempre dan suerte", repetía, informa Cristina Angulo. A sus 57 años y con seis hijos, no podía ocultar su emoción. "Dejo de trabajar ya", exclamaba para explicar a continuación: "He dado 500 pesetas [cuatro millones a cada una] a dos de mis hijas, que están en el paro. Y a una amiga, otras 500. A mí me han quedado 1.500 [12 millones]". A punto de llorar, escapó de los periodistas: "No les digo mi nombre, no vayan a secuestrar a mi nieta".
Por contra, informa Lluís Visa, Josefina Codina, la alcaldesa pedánea de Figuerola d'Orcau, un pueblo catalán de 300 habitantes, está acostumbrada a que el azar le sonría. Esta vez, la tercera que resulta agraciada -24 millones en 1995 y 48 en 1997-1 compró dos décimos del 9.122 en la vecina Tremp (Lleida): otros 48 millones. También es verdad, eso sí, que en este sorteo se ha jugado 80.000 pesetas.
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