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La M-40 duplica en víctimas mortales a la M-30 pese a tener menos tráfico

La M-40 se despidió de 1997 con un negro título. El anillo más grande de Madrid (61,1 kilómetros) es el de mayor riesgo para los conductores. Un total de 16 personas perdieron la vida en esta carretera de circunvalación durante el año pasado, una más que en 1996. Pese a consolidarse en el número de víctimas, la M-40 ha tenido años más trágicos. Así, en 1993 perecieron 26 personas cuando todavía no estaba terminada.El cuarto cinturón resultó, con todo, el doble de mortal que la M-30, en la que a lo largo del año pasado fallecieron ocho personas. Esto implica que, por segundo año consecutivo, los papeles no se invierten: la hermana mayor, la M-40, sigue siendo más peligrosa que la menor, a pesar de que su intensidad circulatoria es muy inferior: en la M-30 circulan diariamente 200.000 vehículos, mientras que en la ronda exterior la media se sitúa en 130.000.

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Las carreteras se cobraron 242 vidas en 1997

La explicación, según la Guardia Civil de Tráfico, reside en el exceso de velocidad: los conductores, con el asfalto recién estrenado, pisan el acelerador más a fondo en la M-40 que en la M-30. Ése es el motivo, según Tráfico, de que en la ronda exterior se registraran en 1997 un total de 120 accidentes con 49 heridos graves y 116 leves. En 1996, en cambio, hubo menos siniestros (116) y menos heridos (40 graves y 100 leves).

Para la Guardia Civil, las estadísticas de fallecimientos de ambas rondas no suponen, sin embargo, un hecho inusual, sino que se inscriben en la tendencia de las carreteras de la Comunidad de Madrid. Los agentes, con todo, destacan que las rondas tienen ciertos puntos de especial peligro. Así, en el cuarto cinturón los puntos negros se situaron entre los kilómetros 8 y 10 (accesos a Coslada y enlace con la carretera de Barcelona). En ese tramo hubo dos muertos el 26 de noviembre pasado.

PASA A LA PÁGINA 3

El cierre de la M-40 no consigue aliviar los atascos que sufre la M-30 en horas punta

VIENE DE LA PÁGINA 1Otro punto de alta siniestralidad fue el tramo que enlaza el barrio de la Fortuna, de Leganés, y el cruce con la carretera de Extremadura, a la altura de San José de Valderas (kilómetros 19, 20 y 2 1). En las peligrosas curvas de Mercamadrid, por contra, sólo hubo un accidente mortal.

Lo que más preocupa a la Guardia Civil son los atropellos en los poblados marginales adyacentes a la M-40. Decenas de toxicómanos se juegan la vida a diario al cruzar esta vía por zonas totalmente prohibidas. En los accesos a la Celsa se contabilizó el año pasado un atropello mortal, y dos en los de Torregrosa.

La siniestralidad de la M-40, con todo, ha entrado en los últimos tres años en una situación estable (16 muertos en 1995; 15 en 1996, y 16 en 1997). La M-30, en cambio, registró el año pasado un aumento significativo de accidentes: los ocho muertos de 1997 contrastan con los cinco de 1996, fecha en que la M-30 alcanzó su menor número de víctimas mortales.

Los accidentes con fallecidos en la M-30 durante 1997 ocurrieron en el Puente de los Franceses, Nudo Supersur, Puente de Ventas, Puente de Vallecas y cruce con la carretera de Barcelona. Cinco de esos siniestros sucedieron de noche; y seis, en fines de semana.

Sólo en una cosa gana la M-30 a la M-40: en atascos. La M-30 se lleva la palma de los colapsos coinciden en señalar Guardia Civil y Policía Local. La razón, que la circulación es mucho más intensa en el tercer cinturón, a pesar de que la M-40 absorbe todo el tráfico pesado de Mercamadrid.

El cierre de la M-40 tampoco ha aliviado en exceso, como se creía, la presión que los automovilistas ejercen sobre la M-30, que sigue con sus habituales retenciones en las horas punta. Ello es debido en parte a que las dos rondas madrileñas se comportan como vasos comunicantes

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