_
_
_
_
_

Chano Lobato dicta un curso de flamenco

, 70 años, diabetes, un infarto y 11 lustros de carrera semianónima, cantando atrás, para el baile, le contemplan. Pero Chano Lobato gue enamorado de su oficio, traajando. Y cada vez que trabaja, deja una lección de cante. Y de jondura y de duende. La última fue el viernes, en la Peña Chaquetón, poco más que un cuarto. Pablo Toriosa, su jefe, lo llenó de aficionados de todas las edades: unas 50 personas, sentadas y de pie. Incómodas, pero agradecidas, según se vio en los aplausos.

Con su habitual vaso de agua y azúcar como único estímulo, Lobato cantó durante hora y media. Lo canta todo, y todo lo canta ¡en, como el Chaqueta", sentenció al final el veterano aficionado Caroles. "Esto parece el catón", reía Lobato entre un cante y otro. eso era: el ABC del flamenco, n viaje por el drama y la fiesta, la moción y la entrega. La guitarra e El Mami lo arropaba con gracia y profundidad, según. Y Lobato dejó sus bulerías geniales, decenas de letras-tesoro, un garrotín, tanguillos, y carcajadas. Y cantes duros, serios, oídos con un respeto e muerte. "No hay un silencio como el de Madrid", dijo Lobato 1 salir, en el ropero. ¿Sería ése que 1 oyó el otro día, cuando la máquina de la tensión indicó 22/11? 'Creí que no llegaba al 98, sobnio". Llegó, y uno con barba lo sacudó así: "¡Larga vida, maestro, Chano!".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_