La dura autocrítica de la ejecutiva del PSOE gallego no acalla a los disidentes

, Los socialistas gallegos se han flagelado a conciencia tras su descalabro en las elecciones autonómicas del pasado octubre, en las que cedieron al Bloque Nacionalista Galego (BNG) el liderazgo de la oposición a Manuel Fraga. Su ejecutiva aprobó esta semana un documento que descalifica sin eufemismos ni paliativos la línea política del partido en los últimos años e incluso desautoriza algunas actitudes de su secretario general, Francisco Vázquez. Sin embargo, los críticos, encabezados por el alcalde de Santiago, Xerardo Estévez, insisten en pedir un congreso extraordinario para forzar a Vázquez a que abandone su puesto.

Más reconocimiento de errores no cabe esperar. El documento que aprobó la ejecutiva del PSdeG el pasado lunes asume el fracaso de la estrategia marcada por la dirección y la necesidad de un viraje radical para evitar que su proyecto quede arrollado por la marea nacionalista. Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña, y su grupo más fiel han acabado en la práctica por aceptar la mayoría de los argumentos de sus críticos. Pero éstos no se dan por satisfechos. Quieren que la dirección asuma hasta el final su responsabilidad por una línea política que ahora ella misma reconoce errada. Es decir, que Vázquez pague por el fracaso abandonando la secretaría general.El texto fue elaborado por el único socialista que ha llegado a presidir la Xunta, Fernando González Laxe, una persona respetada por todo el partido y que durante dos meses mantuvo consultas con diversos dirigentes y con observadores políticos ajenos a la organización.

González Laxe, comisionado por Vázquez para esta misión, no se muestra en absoluto complaciente. Descalifica la iniciativa de la coalición electoral con Esquerda Unida y Os Verdes, denuncia que el PSdeG ha permanecido ",atado y atrapado" por las directrices de la ejecutiva federal, critica las intervenciones de Felipe González y Alfonso Guerra en la pasada campaña y lamenta que algunos dirigentes socialistas hayan mantenido una actitud hostil al galleguismo. Esta última es una alusión al propio Vázquez, quien más. de una vez ha menospreciado en público la lengua autóctona y se ha negado a admitir el topónimo gallego de su ciudad.

El informe está siendo enviado estos días a las agrupaciones locales, ya que servirá de base para los debates en una conferencia extraordinaria que se celebrará el próximo 14 de febrero. En esa asamblea, según González Laxe, debería ponerse fin alproceso de autocrítica y promover un "big bang'', un "resurgimiento del socialismo gallego".

Pero los buenos propósitos pueden quedar en nada si no se logra un entendimiento mínimo con el sector crítico que se ha ido aglutinando tras las elecciones en torno a Xerardo Estévez y en el que participan algunos alcaldes más y dirigentes como Enrique Curiel o el ex diputado Ceferino Díaz, sempiterno promotor de una corriente galleguista en el PSdeG.

Para este grupo, la renovación interna no será posible si Vázquez y sus fieles no se quitan de en medio, una exigencia que el alcalde de A Coruña no parece dispuesto a atender. Los críticos insisten en que la conferencia constituye sólo un parche e insisten en reclamar la convocatoriade un congreso que designe una nueva dirección. El flanco más débil de los disidentes es que no cuentan con un líder alternativo a Vázquez, ya que Estévez ha renunciado a la secretaría general.

Como opción de futuro ha comenzado a abrirse la posible candidatura de Emilio Pérez Touriño, nuevo portavoz en el Parlamento autonómico, quien ha recibido múltiples elogios por el tono mesurado que eligió en su estreno durante el debate de investidura de Fraga.

Pérez Touriño trata de ofrecer una imagen conciliadora y ha lanzado la idea de una "ruptura pactada", es decir que entre todo el partido se acuerde un calendario para no avivar las disputas en este momento y propiciar un relevo de la dirección cuando las tensiones se hayan sosegado.