Entre las fiestas

No hay semana más extraña en el calendario que la que hay entre navidad y nochevieja, especialmente cuando esos días caen en medio de la semana. De alguna manera, el tiempo paraece que esté fuera de quicio. El lunes después de Navidad llega, y con él, toda la puntual rutina que los lunes suelen traer. Pero los trenes no están tan llenos y en muchas oficinas sólo trabaja mitad del personal. Aunque algunas rebajas casi pasan inadvertdias entre los escaparates decorados, algo del sentimiento navideño, todavía persiste en esta singular semana, y quizás ésa es la fuente de su singularidad. (...) Éste es también el periodo de gracia navideño, cuando las tarjetas de felicitación no llegan demasiado tarade y cuando todavía es posible reparar los pecados vacacionales del olvido . (...)Algunos se quejarán cuando llegue, la primera semana completa de trabajo. Pero muchos de nosostros sentiremos una renovada sensación de momentum, como si los mecanismos de un reloj astrolójico -arruinados durante una semana- vovieran a engranrse de nuevo. El calendario se despejará, al menos de festividades, y apraecerá la perspectiva de un nuevo año no corrompdio aún. Por hoy, al menos, parece que la Navidad era la verdadera sonsumación del viejo año, dejando un limbo semanal entre las viejas intenciones y las nuevas resoluciones. Esto es lo más cercano que los humanos llegamos a la hibernación, y no es suficiente.

30 de diciembre