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VIOLENCIA EN CHIAPAS

Varios detenidos por la matanza de Chiapas admiten que pertenecen al gubernamental PRI

Las autoridades mexicanas han capturado a 41 individuos por su presunta participación en la matanza del pasado lunes, en la que 45 personas perecieron a manos de paramilitares en la aldea de Acteal, en el sureño Estado de Chiapas. Los detenidos son indios tzotziles que residen en comunidades vecinas e incluso algunos podrían estar emparentados con las víctimas. Todos ellos han sido acusados por los supervivientes, que el jueves, día de Navidad, enterraron a sus muertos. Varios de los detenidos han admitido su pertenencia al Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder en México desde 1929, tal como habían denunciado grupos defensores de derechos humanos, que les acusan de ser el brazo armado del caciquismo local.

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Las investigaciones continúan para determinar el móvil del brutal crimen, que se inscribe en el contexto de violencia política y religiosa que está desintegrandoa las comunidades indígenas. La matanza de Acteal, localidad situada a unos 50 kilómetros al norte de San Cristóbal de las Casas, supone un salto dramático en el conflicto larvado que se vive desde hace tres años en Los Altos y el Norte de Chiapas, entre simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional(EZLN), la guerrilla de base indígena surgida en enero de 1994, y opositores a esta organización, aglutinados en torno al gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), y alentados y financiados por terratenientes y caciques locales. La lucha por el control del poder en las comunidades ha dejado alrededor de200 muertos de los dos bandos desde principios de 1995.

Según anunciaron el jueves las autoridades, algunos de los detenidos en el caso de Acteal han indicado que pertenecen al PRI. Otros se declaran miembros del Partido Cardenista (izquierda populista, progubernamental) y otros dicen no militaren ninguna formación política.

La militancia de las comunidades indígenas en uno u otro partido (especialmente en el gubernamental, que ha seguido siempre prácticas clientelistas) suele estar más determinada por intereses coyunturales que por el trasfondo ideológico. Entre los muertos, decía un de los supervivientes, hay familiares de los agresores.

De momento, y mientras siguen las investigaciones, el nutrido equipo de funcionarios federales que se ha trasladado a Chiapas mantiene un prudente silencio. El procurador generalde la República, Jorge Madrazo, anunció que están revisando los conflictos previos que se han dado en la zona "para poder tener alguna explicación de cómo se llega a un hecho tan aberrante, tan brutal y tan irracional".

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El procurador ha recomendado no hacer "imputaciones sin soporte, que sólo sirven para inflamar aún más los ánimos". La diócesis de San Cristóbal de las Casas, que encabeza al óbispo Samuel Ruiz, así como la práctica totalidad de grupos defensores de los derechos humanos, tanto dentro como fuera de México, han acusado de la matanza a grupos paramilitares apoyados por el PRI.

Saña inédita

En respuesta, Mariano Alcocer, presidente de este partido, pidió que se superen "las explicaciones simplistas" y aseguró que no se pueden esgrimir "razones partidistas" como móvil de los hechos, "como tampoco sería responsáble hacerlo sólamente por razones de credo religioso".Al margen de las controversias, lo cierto es que la matanza de Acteal presenta una faceta inédita en los tradicionales enfrentamientos de Chiapas. La dimensión del crimen (45 muertos), la crueldad y la saña con la que se perpetró (15 de los muertos eran niños, 21 eran mujeres, y cuatro de ellas estaban embarazadas) y la fecha escogida (vísperas de Nochebuena, cuando mayor repercusión informativa podía tener) hacen pensar en una acción calculada para crear un clima de conmoción.

Existen aún algunos puntos oscuros en el suceso. En primer lugar, hay ciertas contradicciones en las declaraciones de los testigos. Algunos dicen que el ataque fue rápido. Otros, que duró varias horas. Según todos los testimonios, los atacantes iban con los rostros cubiertos con pasamontañas, a pesar de lo cual los supervivientes han reconocido a los supuestos agresores.

El equipo investigador ha interrogado también al vicario de la diócesis, Gonzalo Ituarte, y a los responsables de la seguridad de Chiapas para saber si hubo negligencia en las tareas de auxilio a la población. El vicario asegura que a las once de la mañana recibió una llamada de alguien que estaba cerca de Acteal para avisarle de que "había oído disparos de priístas". A pesar deque Ituarte contactó de inmediato con las autoridades, la policíano llegó al poblado hasta el anochecer.

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